26.10.2011 - “No hace falta estudiar periodismo para ser periodista” es una conocida máxima de Jorge Lanata que cree más loable picotear algo de filosofía y sentido común para hacer buenas preguntas.
Esta (expandida) no colaboración al reconocimiento de la profesión (muchas veces erosionada por el interés empresarial que le da cabida para terminar deformándolo) también se retroalimenta de la imagen de no pocos “periodistas”.
Qué nos queda si consideramos al periodismo deportivo como un apéndice (o especialización) del rubro… las historias de Olé, las payasadas de Horacio Pagani, las sospechas sobre Gastón Recondo o la fama de Marcelo Araujo pueden ser un mínimo mosaico del asunto.
Aquí tenemos un ejemplo importado de Italia: Tiziano Crudeli, veterano periodista deportivo de 68 años, hace de las suyas en la península que vive apasionadamente el fútbol.
Nació en Forli pero a los 12 años (por la prematura muerte de sus padres) se trasladó a Milan donde, después de pasar revista a los pormenores del tenis (gráfica y TV), recaló en el fútbol, agregó la radio y su encendido amor por el Milan.
Pasó por Telereporter, Antena 3 , Tuttosport (redactor), Telelombardia (comentarista), hizo un dúo (del tipo Leto – Costa Febre) con Elio Hornos (interista), escribe en El Día y en la revista Forza Milan mientras “ilumina” las transmisiones de “Siete de Oro” y el programa “Diretta Stadio” (canal 7).
En no pocas descripciones o mini biografías, acaso en honor a la simpatía (?), puede leerse que Tiziano Crudeli “es algo más que un relator italiano. Es un hincha que trasmite las emociones que vive un tifosi del Milan en cada partido de su equipo”.
Según esta particular lectura un periodista deportivo sería menos que un tifosi con micrófono (?).
Aquí el último recorte de sus conocidas performances (micrófono en mano), salido a la luz por el desigual trámite del último partido del Milan visitando al Lecce (Serie A) que conminó al veterano del odio al amor en menos de una hora.
El vigente campeón italiano (ahora en puestos de Europa League) se fue al descanso con tres goles adentro: Giacomazzi (´4), Oddo (´30 penal) y Grossmuller (´37) pusieron al Lecce 3-0.
Pero en el segundo tiempo un hat trick de Kevin Prince Boateng (que reemplazó a Robinho ´46) puso las cosas en empate en 14 minutos y, más tarde, el colombiano Yepes (de cabeza) puso el 3-4 definitivo.
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