- Adrián Pertoldi - A Manchester United las cosas en la cancha no le podrían salir mejor. Líder en solitario de la Premier , metido en los cuartos de final de la Champions League , el equipo dirigido por Ferguson nuevamente pone las fichas a ganador y anhela quedarse con toda la gloria, al igual que pasó en 2008 cuando obtuvo la triple corona.
Desde el plano institucional, las aguas se encuentran revueltas a partir de un movimiento liderado por un sector predominante de socios, quienes, cansados de la gestión de la familia Glazer, propietaria del club y de origen estadounidense, están llevando a cabo una serie de medidas con el propósito de que abandonen definitivamente su actividad en los Diablos Rojos.
Las ideas para cumplir este objetivo oscilan de un límite al otro: de la abstención a la compra de productos de merchandising del club hasta la posibilidad de boicotear partidos.
Lo que sí se está realizando es vestir bufandas de color verde y oro (antiguos colores del Manchester, en la época cuando todavía se llamaba Newton Heath) con el fin de increpar, en forma simbólica, la permanencia de los Glazer en el club.
Hasta David Beckham, hijo pródigo de la casa, se sumó a los cuestionamientos al vestir esa prenda durante la finalización del cotejo que tuvo como protagonistas al United y Milan por los octavos de la Copa de Campeones.
La deuda de u$s 1.100 millones que actualmente tienen las arcas del Manchester United surge como un factor de preocupación de los simpatizantes, quienes ven en riesgo el futuro de la institución. Este descalabro financiero se profundizó de sobremanera en la gestión de los Glazer acarreando el pasivo a cifras astronómicas.
No obstante, las repercusiones se suceden día tras día. La familia Glazer ordenó en los últimos días levantar todo cartel hostil que se encuentre en Old Trafford. Hasta a un empleado medio tiempo que realizaba tareas en el estadio fue despedido por usar la tan mentada bufanda verde y oro. Otro, de casi más de dos décadas como trabajador del club también fue echado por intentar restituir a su dueño una bandera que había sido incautada y que contenía mensajes en contra de los Glazer.
El diario El Mundo de España argumenta la opción de que un conglomerado de empresarios ingleses ponga en la mesa una oferta interesante a los actuales dueños. No obstante, David Gill, director ejecutivo del Manchester, expresó que “el United no está a la venta”.
Alex Ferguson, por su parte, salió a defender la gestión de los Glazer pero, vivo y no poniéndose en contra de sus propios hinchas, también agradeció la preocupación emanada por el público. "Esto demuestra que tenemos fans que se preocupan por el club. Cada uno tiene derecho a quejarse de lo que piense. También tenemos que administrar el club de la manera que creemos que es la más correcta de hacerlo. Y creo que estamos haciendo lo correcto. La dinámica es la misma en los últimos años, poco ha cambiado”.
En la cancha, los resultados generan satisfacciones y sueños de vuelta olímpica. Pero por dentro, en las fibras íntimas, Manchester arde. Y sí, todo no es lo que parece.
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