Viendo la actualidad de Ríver, su crítico promedio y su volumen de juego, vale imaginar cómo contribuiría hoy al equipo, Daniel Ludueña, ídolo en México que, a la sombra de Gallardo, Ortega, Dalessandro y Montenegro sucesivamente, nunca pudo hacer pie en un Ríver que lo cedió por u$s 180.000 en 2005.
“El hachita hubiera sido titular en River si hubiera sido rubio y de ojos celestes” dijo papá Luis, el legendario “Hacha” (jugador de selección) que junto a Valencia, Reinaldi, Oviedo, Galván y Ocaño formó parte de la mejor T (Talleres de Córdoba) de la historia.
Hijo de Luis Antonio "Hacha" Ludueña y hermano de Gonzalo (actualmente en River Plate), Daniel Ludueña se inició en el Club Atlético San Lorenzo de Córdoba y se formó en las inferiores de River Plate, donde debutó, con 19 años, en el Clausura 2001 bajo la dirección de Ramón Díaz, contra Estudiantes de la Plata. Después de sólo 40 partidos y 2 goles, Tecos de la UAG lo pidió bajo cesión y “Hachita” Ludueña emigró al fútbol mexicano (2005).
En su primer partido con los tecolotes, anotó el único gol en el partido contra Pumas de la UNAM, en la primera jornada del Clausura 2005. En ese torneo, portando el número 10 en la playera, se puso al equipo en su hombro y los llevó a su primera final en 12 años, perdiéndola contra América por marcador global de 7-4. En un torneo, Ludueña se hizo ídolo para la escasa pero fiel afición zapopana y acaparó los reflectores de la prensa mexicana.
Permaneció con los ahora llamados Estudiantes Tecos desde el Clausura 2005 hasta el Apertura 2006, sumando 30 goles y 12 asistencias en 72 partidos vistiendo la playera (en ese entonces) cuadriculada. De ser un equipo peligrando en la tabla de cocientes, los elevó a un subcampeonato y una tranquilidad de estabilización en el Máximo Circuito.
Después de su último certamen con Tecos, Santos Laguna pagó u$s 1.5 millones por su pase y, como compensación, le dio al equipo de Jalisco a un jugador de idénticas características a Ludueña, pero con mayor edad: Rodrigo Ruiz.
Daniel fue uno de varios refuerzos de renombre que reforzaron a la plantilla coahuilense para evitar que descendiesen a la Primera "A" peleando por la permanencia contra los Gallos Blancos de Querétaro. Así como en su primer torneo con Tecos terminó con el trofeo de subcampeón, con Santos se salvó del descenso y con el punch motivacional alcanzaron los cuartos de final en la liguilla. "Hachita" contribuyó con cinco goles y siete asistencias.
A partir de ahí, los refuerzos de Santos junto con Daniel, se acoplaron y en el siguiente torneo los laguneros fueron los superlíderes del Apertura 2007. Lamentablemente, en la liguilla fueron eliminados por Pumas en un épico encuentro de vuelta en el Estadio Torreón, que terminó 4-2 con hattrick del susodicho.
Se recuperaron del trago amargo de la eliminación y de la maldición del superlíder y en el Clausura 2008 fue fundamental para la consecución del tercer título en la historia de la institución, pidiendo la hora en una final cardíaca contra el eterno subcampeón, Cruz Azul.
Posterior al campeonato, formó una tripleta de miedo con su compatriota, Matías Vuoso y el ecuatoriano Christian Benítez. La adquisición de Darwin Quinteros completó a un equipo que ya estaba bien amalgamado y fue serio aspirante a los primeros lugares del fútbol mexicano.
Desde hace más de un año ha tenido un bajón futbolístico que se conjugó con la salida de Christian Benítez y la pérdida de nivel de Vuoso. Santos Laguna no se ha recuperado y Daniel tampoco. Los laguneros empezaron a perder a sus torres y alfiles, haciéndose un equipo de sólo peones y Ludueña como rey y estandarte. Dejaron de ser serios aspirantes al título para luego ser animadores del campeonato, y desde la salida de Daniel Guzmán no hay alguien capaz de recordar al Santos que ganó dos títulos en la década anterior. Ludueña se distancia más de Darwin en la zona de mediapuntas, aunque el argentino siga anotando y asistiendo, pero a chispazos.
Lleva cinco años en México, con una suma total de 75 goles, 42 pases gol, 4 expulsiones y 15,082 minutos jugados en 177 partidos. La prensa mexicana pidió su naturalización para que jugase el Mundial de Sudáfrica, pero su carta no la ha conseguido y no es uno de los seleccionables por el entrenador tricolor, Javier Aguirre.
Sus gambetas, explosividad y potencia en el contragolpe son los sinónimos de su carrera futbolística. Dicho en palabras de mi hermano, a quien le tocó ver entrenar mientras él jugaba contra la cantera de Tecos, es un crack, de otro mundo, con calidad de exportación al continente europeo. Lamentablemente, en cada temporada se ha vuelto más intermitente, pero ha sido suficiente para que Santos ya no ronde en los puestos de descenso como hace unos años.
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