06.05.2010 - Calígula - Si la Copa Libertadores suele presentar (históricamente) partidos ásperos y poco vistosos sobre campos de matas inverosímiles, las últimas ediciones no vienen siendo excepción.
Más bien por el contrario, la organización de la Conmebol, que responde a intereses y necesidades, pareciera conspirar contra la calidad de la competición que, mal que mal, está instituida como el mayor título futbolístico de América latina.
Lo que empezara en 1960 como reunión de (7) campeones nacionales recorrió un largo camino hasta la actualidad, cuando por el bendito trofeo americano compiten 38 equipos (terceros, cuartos, quintos y dueños de extrañas liguillas atemporales).
En 1964 se incorporó Venezuela a la competencia. A partir de 1966 se le dio lugar a los subcampeones de cada país. En 1998 llegó México (o las billeteras mexicanas) acordando una previa eliminatoria entre dos equipos venezolanos y dos mexicanos por dos plazas en el torneo. Entonces la Copa recibe al primer auspiciante de su historia: Toyota Motor Corporation. A finales de 1999 se aumenta de 20 a 32 del número de equipos participantes, descartándose el sistema de enfrentamientos entre equipos de dos países por grupo e incorporándose las cabezas de serie. La Copa del 2000 fue la primera que vio la totalidad de sus partidos transmitidos por TV. En 2003 se decide un nuevo aumento en el número de equipos intervinientes, llegando a 36, y luego a 37 desde 2005. Esta última modificación trajo consigo el ingreso directo de los clubes mexicanos, sin tener que eliminarse con sus pares venezolanos en el Torneo Pre-Libertadores. En 2006 la Copa alcanza el número de 38 participantes, el cual se mantiene en la actualidad.
Si a esto le agregamos las invitaciones de Chivas y (especialmente) San Luis (último en su torneo local) por el conocido y mal manejado caso de la gripe porcina (2009) obtenemos octavos de final como este que disputaron Estudiantes y San Luis.
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