Thursday, November 26, 2009

Riquelme en su lugar.



No es objeto de esta nota juzgar ni evaluar la eficacia o vigencia del juego de Román Riquelme. Sabemos que tiene sus detractores y aduladores, pero ahora lo miramos, aunque no demasiado lejos del fútbol, desde otra óptica, la del “lugar”.

Quizás una carrera profesional pueda reflejarse observando el sentido de ubicación o relevando el azar “oportunoso” que coloca a alguien en determinado lugar y en determinado momento; y es aquí donde encontramos – reiteradamente – a Román Riquelme en el lugar equivocado.

Las últimas noticias no hablan de fútbol sino de su posible pase a Corinthians, en vísperas de su centenario y la próxima Copa Libertadores. Después de tentar a Zidane y a Guti y enterado de la complicada situación financiera de Boca, Luis Paulo Rosemberg (encargado de marketing) asociado con el grupo SONDA, trabaja para llevarse a Riquelme a Brasil.


Pero la negociación – comenzada tibiamente en julio - está plagada de peros y el último fue más que mediático: "En las negociaciones con (Matías) Defederico no se filtró nada, con Ronaldo negociamos cuatro meses y nadie sabía nada" – dijo Rosemberg al negarse a subir al avión que lo traía a Buenos Aires, como si no supiera que cada gesto de Riquelme es fotografiado y hasta relatado por ciertos medios.

Su desafectación de la selección – por propia decisión – también se disparó por una cuestión de lugar: “Riquelme sacándole la pelota a Demichelis no me sirve” – supo decir Maradona.

Su lesión en la planta del pie que en tantos entrenamientos y partidos lo tuvieron ausente también responde a infortunios de lugar: pisar brasas descalzo no pasa todos los días.

Su participación mundialista (2006) lo tuvo retrasado, casi como incógnito doble cinco, dejando en Cambiasso la tarea de verticalizar pases.

Su salida de Villarreal – entre otros motivos – también se disparó desde su alargada estadía en Buenos Aires cuando debía estar en España.

Su traumática llegada al Barcelona (¿por qué no es seleccionado?) lo encontró frente a Louis Van Gaal que le dijo, francamente, que él no lo había pedido; el equipo llegó a estar a menos de 5 puntos de los puestos de descenso y una gran crisis se desató en Cataluña.

Sus inicios en Boca no fueron fáciles, cuando Mauricio Macri, a puro ensayo y error, probaba con Bilardo y Veira que no le daban continuidad.

Y sus inicios en Argentinos Júniors tampoco fueron sencillos. Empezó de volante central y se le vieron cualidades pero tuvo problemas para conseguir una titularidad definitiva a raíz del desgaste físico que su puesto requería.

Hoy, este jugador de técnica exquisita, se encuentra en un club que históricamente acompañó la garra de su team, vistiendo la número 10 cuando sus ídolos no fueron ni Maradona ni Zidanne sino Galetto, Villareal y Marangoni y a cobrar un dinero que Boca no le puede pagar.

¿Es un circunstancial de lugar?

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