Con gol de Ibrahimovic (´56), Barcelona gana un derby complicado para ponerse en la punta de la Liga española.
En un Nou Camp repleto y un juego reproducido en 51 salas españolas, el Barcelona se llevó tres puntos cruciales en la pelea por la Liga ante un Madrid que jugó como pocas veces en su casa.
Empezaron como decía el libreto: Barcelona de toque corto y grupal dominando el terreno y Real Madrid más intempestivo e individualista. Pero con el correr de los minutos pudo verse un merengue hiper concentrado que supo cortar el circuito de juego catalán y tuvo las opciones más peligrosas para marcar.
Una extrema superpoblación del mediocampo y un juego más friccionado e interrumpido que de costumbre hicieron visible una notable diferencia de velocidad entre el juego blanco y el blaugrana que no terminaba de cuajar y sufría el adelantamiento general del rival: la línea ofensiva presionaba delante del círculo central y la defensiva se adelantaba sincronizada para dejar fuera de juego las diagonales catalanas.
Pero una se escapó: Ibrahimovic (sustituo de Henry ´50) pescó una exacta de Alves y de aire venció a Casillas para abrir el partido y sellar el resultado antes de las expulsiones de Busquets (B, ´55) y Diarrá (RM, ´89).
Pocas veces se vio a la última línea barcelonesa despejar sin destino y enhebrar tan pocas avanzadas de riesgo. Quizás por eso, y a pesar de las discusiones sobre el presunto penal (no cobrado) de Piqué a Cristiano (´62), Pellegrini declarara: “El resultado no corresponde a lo que fue el partido” y Valdano dijera que “esto servirá para que no nos castiguen tanto”.
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