Después de decir que estos torneos breves dan campeones de racha, oyendo de tiempos cortos y calendarios frondosos o de seleccionadores sobre entrenadores y de sucesión de compromisos, confirmemos que Bánfield y Estudiantes se encuentran en un buen momento y que por eso pelean la punta con Vélez.
Uno (el león) campeón de América, otro (el fortín) campeón argentino y Bánfield en la mejor racha iniciática de su historia (un invicto de 12 partidos que supera los inicios del Metropolitano 1970 y el Apertura 2005 de 9).
Si sumamos la doble competencia de Vélez (Sudamericana) y la acumulación exitosa que implica a Estudiantes, podríamos entender o justificar lagunas en sendos rendimientos en un torneo corto que el conflicto televisivo acortó más aún.
Así, Bánfield, este Bánfield de Falcioni, se entrevera pasada la mitad del recorrido y le hace frente al mismo campeón de América que, con una cancha hiperpesada y un hombre menos durante 75 minutos, mostró que sigue siendo uno de los dos mejores equipos del momento, torneo o fútbol argentino (tilde la opción que más le guste).
Porque con la expulsión de Enzo Pérez (´13, exceso verbal o lcdtm) el pincha no se desarmó y supo, ordenado, acorralar a Bánfield y morir de pie en un campo de juego que acalambraba de mirarlo.
Pero Bánfield está en racha (?), Silva está en racha y cuando no hay espacios los fabrica y pisa y gira en el área y cruza la pelota al gol (´11) de una jugada que parecía perdida.
Verón (no Juan Ramón como dijera el relator), el mejor lector de partidos de nuestro fútbol, va con la bandera al frente y entiende que las piernas no responden, que la pelota no circula y resbala, que si se salva el partido es de media y larga distancia: a los 17 pega un tiro libre en el palo y 20 minutos después (´37) pone un bombazo espectacular cerca del ángulo de Luchetti.
El primer tiempo se comió las piernas de los jugadores y el segundo tiempo fue casi doloroso. Erviti la hizo solo, enganchó en el área y definió bien arriba (´68).
Nadie habría dicho nada por un empate. Estudiantes mantiene una estructura firme y un circuito aceitado. Tiene algunos talones (la ineficacia de Salgueiro o el retraso de Benítez) que, cuando tiene piernas, suple con Verón y coraje.
Ganó Bánfield: puntero invicto, valla menos vencida (6/12), goleador (Silva, 12/12) y un técnico de tan poco glamour como de tanto oficio y sentido común.
Uno (el león) campeón de América, otro (el fortín) campeón argentino y Bánfield en la mejor racha iniciática de su historia (un invicto de 12 partidos que supera los inicios del Metropolitano 1970 y el Apertura 2005 de 9).
Si sumamos la doble competencia de Vélez (Sudamericana) y la acumulación exitosa que implica a Estudiantes, podríamos entender o justificar lagunas en sendos rendimientos en un torneo corto que el conflicto televisivo acortó más aún.
Así, Bánfield, este Bánfield de Falcioni, se entrevera pasada la mitad del recorrido y le hace frente al mismo campeón de América que, con una cancha hiperpesada y un hombre menos durante 75 minutos, mostró que sigue siendo uno de los dos mejores equipos del momento, torneo o fútbol argentino (tilde la opción que más le guste).
Porque con la expulsión de Enzo Pérez (´13, exceso verbal o lcdtm) el pincha no se desarmó y supo, ordenado, acorralar a Bánfield y morir de pie en un campo de juego que acalambraba de mirarlo.
Pero Bánfield está en racha (?), Silva está en racha y cuando no hay espacios los fabrica y pisa y gira en el área y cruza la pelota al gol (´11) de una jugada que parecía perdida.
Verón (no Juan Ramón como dijera el relator), el mejor lector de partidos de nuestro fútbol, va con la bandera al frente y entiende que las piernas no responden, que la pelota no circula y resbala, que si se salva el partido es de media y larga distancia: a los 17 pega un tiro libre en el palo y 20 minutos después (´37) pone un bombazo espectacular cerca del ángulo de Luchetti.
El primer tiempo se comió las piernas de los jugadores y el segundo tiempo fue casi doloroso. Erviti la hizo solo, enganchó en el área y definió bien arriba (´68).
Nadie habría dicho nada por un empate. Estudiantes mantiene una estructura firme y un circuito aceitado. Tiene algunos talones (la ineficacia de Salgueiro o el retraso de Benítez) que, cuando tiene piernas, suple con Verón y coraje.
Ganó Bánfield: puntero invicto, valla menos vencida (6/12), goleador (Silva, 12/12) y un técnico de tan poco glamour como de tanto oficio y sentido común.
No comments:
Post a Comment