Ni el mejor drama de Shakespeare ni la mejor película de Spielberg, Argentina 2 Perú 1…Ni la genialidad de Messi ni el toque de Aimar, Palermo…
Ni lujo ni orden, agonía…
Argentina…
Si bien salió a jugar un equipo nuevo (otro), si bien Messi y Aimar no sumaban 100 minutos juntos, Di María volvía después de largos meses, Jonás iba a marcar punta, Emiliano Insúa a debutar, Higuaín a demostrar, Argentina salió convencida de sus seguridades.
Tomó la pelota, el terreno, circuló, buscó sin desarmarse mientras Perú se refugiaba en su campo. Insinuaciones de Aimar y Messi, desbordes de Di María, búsquedas de Higuaín.
Pero el reloj seguía su curso, a Argentina, tibia, le faltaba punch y la noche se comió el primer tiempo mientras la popular coreaba “Palermo, Palermo…”
Y Palermo entró (x Pérez) en el segundo tiempo.
Enseguida (´47), Aimar + Messi + Higuaín = GOL y a respirar.
Y el suspiro desarmó el equipo. Las imprecisiones de Aimar, la ausencia de Messi, el desorden central, la nula contención y los pésimos regresos auguraban momentos difíciles.
Argentina cambió todo lo que tenía por el gol. Pelota, terreno y circulación fueron de Perú y entonces se vieron las extremas fragilidades defensivas que terminaron en el pecho de Romero.
Maradona hace un buen cambio posicional de retención: Demichelis a marcar punta, Jonás de 8, Higuaín afuera y a transcurrir.
Había que liquidar el partido pero antes atajar a los peruanos.
Una tormenta monumental entró a sumarle dramatismo a la escena. Tormenta que se tragó a Aimar y aguó a Messi. Di María (por izquierda) y Jonás (por derecha) insinuaron algún arresto mientras Palermo boyaba pero era transcurrir.
Y sufrir.
En el minuto 89, cuando la tormenta se hizo infinita, Renjifo la encontró en el área y puso el temerario 1-1. Y la tormenta se hizo dañina y empezó a inundarlo todo. Silencio atroz y monumental. Diego pateando al aire. Manos a la cabeza. El peor de los túneles, la peor de las suertes, el momento inexplicable, el destino escrito (?).
Dos minutos de descuento. Perú hace un cambio. Diluvia. 1-1. Y pasa esto:
Tomó la pelota, el terreno, circuló, buscó sin desarmarse mientras Perú se refugiaba en su campo. Insinuaciones de Aimar y Messi, desbordes de Di María, búsquedas de Higuaín.
Pero el reloj seguía su curso, a Argentina, tibia, le faltaba punch y la noche se comió el primer tiempo mientras la popular coreaba “Palermo, Palermo…”
Y Palermo entró (x Pérez) en el segundo tiempo.
Enseguida (´47), Aimar + Messi + Higuaín = GOL y a respirar.
Y el suspiro desarmó el equipo. Las imprecisiones de Aimar, la ausencia de Messi, el desorden central, la nula contención y los pésimos regresos auguraban momentos difíciles.
Argentina cambió todo lo que tenía por el gol. Pelota, terreno y circulación fueron de Perú y entonces se vieron las extremas fragilidades defensivas que terminaron en el pecho de Romero.
Maradona hace un buen cambio posicional de retención: Demichelis a marcar punta, Jonás de 8, Higuaín afuera y a transcurrir.
Había que liquidar el partido pero antes atajar a los peruanos.
Una tormenta monumental entró a sumarle dramatismo a la escena. Tormenta que se tragó a Aimar y aguó a Messi. Di María (por izquierda) y Jonás (por derecha) insinuaron algún arresto mientras Palermo boyaba pero era transcurrir.
Y sufrir.
En el minuto 89, cuando la tormenta se hizo infinita, Renjifo la encontró en el área y puso el temerario 1-1. Y la tormenta se hizo dañina y empezó a inundarlo todo. Silencio atroz y monumental. Diego pateando al aire. Manos a la cabeza. El peor de los túneles, la peor de las suertes, el momento inexplicable, el destino escrito (?).
Dos minutos de descuento. Perú hace un cambio. Diluvia. 1-1. Y pasa esto:
ARGENTINA: Romero; Gutiérrez, Schiavi, Heinze, E.Insúa; E.Pérez (Palermo), Mascherano, Di María, Aimar (F.Insúa); Higuaín (Demichelis), Messi. DT: Diego Maradona.
VISION CHINA
VISION EUROPEA
VISION PERUANA
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