La agonía eliminatoria de Marcelo Bielsa.

29.06.2010 - Calígula - En ningún otro caso como en el de Chile (actual) se prepondera el nombre (y el estilo) del entrenador por sobre el desempeño futbolístico de sus jugadores. El tiempo y los vaivenes del fútbol dictaminaron hace tiempo que estipular el porcentaje de influencia del entrenador sobre la performance global de un equipo (15, 20 o 25%) es tan poco lindante con la certeza como quizás generalizar una cuota alimentaria tipo para todo matrimonio divorciado (20, 25 o 30%). 

Así como todo lo que tiene historia no es susceptible de definición, cada equipo con cada técnico es un mundo casi como cada familia.

El caso chileno viene a despuntar, una vez más, sobre los vicios de las generalizaciones. Es común encontrar crónicas y análisis sobre esta selección chilena en un orden inverso a la generalidad. Así como leemos descripciones de jugadas, situaciones de riesgo o circunstancias del juego entre las que se intercala alguna intervención técnica del entrenador (cambios) no ocurre lo mismo cuando se habla de Chile.

En este marco, todo análisis, inverso a lo ordinario, parte de la táctica, estrategia y estilo (llamémoslo sello) del entrenador y los jugadores aparecen como intérpretes más o menos logrados de la pieza puesta en escena.

Se seguirá debatiendo si el esquema sobre los jugadores o viceversa. Pero el estilo Bielsa, cada vez más limado, tampoco es susceptible de encasillamientos sintéticos. Entre otras (muchas) cosas porque el mismo estilo que aparece imponiendo el organigrama sobre el jugador logra, en la mayoría absoluta de los casos, el mejor rendimiento de los mismos.

Podrá discutirse el criterio de Valdivia, la prolijidad (y lentitud) de Beausejour, el desequilibrio de Alexis Sánchez (marcando al lateral contrario) y la teneraria solidez de Gary Medel. Pero no podrá discutirse sobre el rendimiento (individual y colectivo) que lograron. Con lo cuál, solamente viendo esta arista, podemos decir que el sistema Bielsa escapa al axioma determinista del “sistema sobre jugador”.

Podrá incomodar el relevante protagonismo de un técnico sobre sus jugadores. Pero eso es cuestión de los analistas. Los goles, las triangulaciones y los despliegues se ven en la cancha y no en el banco.

Bielsa logró sumar a Chile a las pocas citas convocantes de un Mundial timorato y temeroso. Logró poner al jugador chileno en un lugar donde (casi) nunca estuvo. Logró que se barajen posibilidades impensadas antes y después de los partidos. Logró que Chile se comprometa con el rendimiento de su selección y un quiebre fundacional en el profesionalismo de la ANFP.

Se empeñan tras la cordillera en aseverar que la eliminación (en cuartos de final) es sólo el comienzo de un inicio. No se pone en tela de juicio el accionar del metódico, cientificista y hasta obsesivo técnico argentino, que con su sello colaboró en la superación de una época de trabajo mediocre y no menos improvisado en Chile.

“Hemos vivido días llenos de alegría, llenos de ilusión. Hoy esa ilusión no debe terminar, porque nos tenemos que quedar con que nuestra selección nacional jugó con fuerza, pelearon como leones hasta el último momento” (Michelle Bachelet).

"Vamos a buscar la fecha adecuada, hay que hacer las cosas bien para establecer las cosas", dice Harold Mayne-Nicholls, presidente de la ANFP. La apuesta es la continuidad, un largo plazo (hasta la Copa América 2015), seriedad y profesionalismo, un crecimiento del fútbol trasandino para codear a Chile con los tres “Monstruos” de la costa atlántica: Brasil Argentina y Uruguay, campeones del Mundo.

Bielsa solo refiere que no es momento de decidir sobre el asunto y, comoNicholls, sabe que "cuando un técnico logra lo que ha hecho Marcelo en el fútbol chileno es evidente que muchos van a querer tener a Marcelo".

"Hicimos un esfuerzo enorme para tratar de equiparar las distancias con equipos que antes de empezar los partidos se presuponían superiores a nosotros".

"Nos costaba lograr que la pelota llegara a los futbolistas libres en ataque y a Brasil le pasaba lo contrario. Donde dejábamos una grieta, ellos la aprovechaban. El comportamiento en las dos áreas también fue distinto".

"Brasil tuvo la virtud de aprovechar las grietas que supimos ofrecer... Queda evidenciado que existen distancias entre los grandes equipos y nosotros... Chile tuvo una generosidad enorme en el despliegue".

"Me da tristeza, decepción, lástima, porque hicieron un esfuerzo grande, ofrecieron de sí mismo lo máximo, lo mejor".

"Hicimos lo máximo por imponer nuestros métodos para enfrentar la superioridad de Brasil. Me pareció una expresión valiosa de amor propio. Es muy difícil asumir que esto ya no nos pertenece". 

"La evaluación es que llegamos a este partido de manera justa y la eliminación también es justa. Tal vez el resultado podría haber sido más corto. En líneas generales la superioridad de Brasil no la pudimos abreviar".

"En cuanto al futuro y la posible continuidad, no es el momento para evaluarlo. Esa evalución no corresponde a este momento".

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