24.06.2010 - Calígula - El aluvión Mundial flexibiliza las normas de las empresas mexicanas, aumenta las ventas de restaurantes y provoca desbandes en las calles.
Si bien calculan que la suspensión de labores durante los partidos de la selección mexicana cuesta a las empresas unos $ 17.300 (200 personas), ante el peligro de masivo ausentismo, los directivos creen propicio dar lugar a ver los partidos y negociar las horas perdidas.
A su vez, los partidos mañaneros de la Tri (horario laboral), colaboraron en la ganancia (30%) de la industria restauranera (restaurantes, bares y cantinas) mediante la venta de desayunos.
Pero tras la derrota ante Uruguay, los restaurantes "echaron toda la carne al asador" para mantener (extender) vivo el espíritu mundialista con agresivas promociones para el partido del domingo 27 de junio (Argentina) ante el riesgo de que sea el último (al término de Uruguay 1 México 0, una cadena de restaurantes notificó a los consumidores presentes que si presentan el domingo próximo el "ticket" del consumo obtendrán un descuento de 50% para el acompañante durante el encuentro entre mexicanos y argentinos).
Pero la derrota frente a Uruguay no sólo tuvo su correlato comercial.
Unos 70.000 fanáticos festejan la (derrota) clasificación de México a octavos de final. Caminan hacia el Paseo de la Reforma, donde el caos vehicular es reforzado por una marcha de Antorcha Campesina y una turba que reta a policías y agrede a fotógrafos cerca del Ángel de la Independencia. El gol de Suárez (URU) hubo cambiado los ánimos (?) “¡El pueblo, durmiendo y todo está subiendo!”, corea provocativo un grupo de ex electricistas que se mezcla:“¡Aquí, se ve, la fuerza del esmé; aquí, se ve, la fuerza del esmé!”.
Los antorchistas, que avanzan con dirección al Zócalo, engrosan el nudo de las vallas policiales ordenadas sobre el Paseo de la Reforma y alrededores. Piquetes de granaderos dispersan la muchedumbre agolpada en torno al Ángel. Entonces empieza la batalla: la turba se lanza con piedras y botellas sobre los granaderos que tratan de replegarlos.
El cruce de Reforma e Insurgentes está bloqueado. La policía, en su plan de despeje, anticipa más cercos. Los vendedores de banderas y pitos tricolores navegan en la corriente y ven llegar la turba: “¡Somos más que ellos, somos más que ellos, somos más que ellos!”
Encaran y retan a la policía que cierra fila horizontal. Policías, tribus, fotógrafos, camarógrafos y reporteros avanzan por el espinazo de Reforma, cuyo jardín saqueado se convierte también en proyectil.
Un megáfono policial: “¡De frente, de frente, de frente!”. Sirena prendida, aparece un grupo de motociclistas de Tránsito en la glorieta de La Palma. La turba acumula piedras. Una cae en la cabeza de un fotógrafo. Una fotógrafa de MILENIO es agredida. El escuadrón de motociclistas los dispersa. Un grupo de jóvenes se trepa en la base del monumento a Cuauhtémoc (cruce de Reforma e Insurgentes). El avance policial los ahuyenta. Uno levanta una roca y golpea una de las lámparas que bordea el obelisco. La policía va, corre. Los revoltosos se pierden entre la multitud. “¡Encapsulen, encapsulen”! ordena el policía cuando empiezan a pescar pibes. Otro y otro que sumarán 23 hasta llegar a la avenida Juárez. “¡Ya agarraron a un niño, cabrón, ya agarraron a un niño!”, grita uno de cara (pintada) tricolor que se une al coro que pide llegar al Zócalo.
Los granaderos frenan y avanzan. Pescan.Los encapsulan. Uno de los apresados ríe y toca la trompeta desde el patrullero. Cruzan Bucareli. Los fanáticos son menos. Los granaderos se distribuyen. Los pibes corren hacia la colonia Guerrero; otros sobre avenida Juárez. Algunos son tomados frente a la Alameda. El grupo que encabeza la turba es desviado sobre Revillagigedo e Independencia. Ahí agarran otros dos (al patrullero). Aparece una mujer. Se dice embarazada, agredida por un policía y con su marido arrestado injustamente. La turba se dispersa.
Resultado: México 0, Uruguay 1; dos policías lesionados y 23 revoltosos detenidos.
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