05.10.2010 - Calígula - El sábado a la noche, después de perder (3-0) con Rácing, el plantel de Huracán emprendió el regreso a casa (el Ducó) para buscar las pertenencias y los autos que habían quedado en la concentración. El ánimo no era el mejor; el equipo fue una sombra.
Era casi la medianoche cuando llegaron al estadio y encontraron, apostados, un centenar de barras agitados. Ante el panorama, el chofer del ómnibus recibió la orden de (no parar) seguir viaje.
Distribuidos en cuatro autos, un grupo de barras siguió al micro para interceptarlo. El encuentro se dio sobre la avenida Caseros, a metros de la comisaría 32º, hecho que enardeció más a los muchachos, “¿Nos quieren meter en cana también? Los vamos a matar”.
Después de un rato, el ómnibus del plantel volvió al estadio escoltado por dos patrulleros (y los barras).
Finalmente bajó (a enfrentarlos) Miguel Brindisi, pero “la cosa no es con vos”, le dijeron los líderes Gordo Cone y el Bocón, “no queremos plata ni ropa, sólo que no nos manden a la B”.
Mientras el próximo partido de Huracán, con All Boys, está en la mira (el apriete promete ser mayor o más explícito), el vicepresidente del globo, Norberto Giuliano, se disculpó con el profesor Rubén López, dijo que “Miguel no está para eso” y contó que usualmente hay dirigentes esperando al plantel en el Palacio Ducó y que “esta vez” no estuvieron porque el estadio de Racing "está cerquita"...
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