Friday, February 12, 2010

Jorge Carrascosa: el Cruyff argentino.

 EL INICIO DEL CICLO MENOTTI

Suele ser más difícil encontrar semejanzas que diferencias, pero este no es el caso.
El hecho: el Mundial 78.
El autor de las ficciones: el periodismo.
La complicidad: el silencio de los protagonistas.

Asistimos hace algún tiempo a la caída del mito Cruyff en cuanto a su deserción del Mundial 78. El ejemplo del holandés, citado como exponente ejemplar por haberse negado a participar en un Mundial manchado de sangre, circuló por la prensa mundial durante mucho tiempo.

No todos los lectores sabían que entonces Holanda era (junto a Francia) uno de los países donde más fuerte se oía sobre el boicot al Mundial 78 (liderado por Freek de Jonge) y, a la vez, el segundo socio comercial de Argentina.

La posición antidictadura, las diferencias con la Federación Holandesa (en la final del 74 su camiseta tenía dos tiras y no las tres de Adidas, porque él era hombre de Puma) o con el DT austríaco Ernst Happel, fueron citadas como causa de su negativa fabricándose un combo cuyo toque final era la reserva moral de Johan.

En abril de 2008, 30 años después, el propio Johan salió a hablar sobre el caso para contar sobre un robo a punta de rifle en su piso de Barcelona, “llega un momento que dices basta. Hay momentos en que hay otros valores en la vida… Creo que para jugar un Mundial hay que estar al 200 por ciento, así que no tenía sentido."

Sin embargo la razón y la fecha (2008) por la que Cruyff salió a hablar refuerzan la versión que siempre cayó como menos inverosímil. Días antes de las declaraciones de Johan salió a la luz un libro de su ex compañero Carles Rexach ("Ara parlo jo", Ahora hablo yo) en el que comenta sobre la gran influencia familiar en las decisiones de Cruyff.

Johan prometió a su esposa, Danny Coster, que Alemania 74 era su último mundial en la noche del 6 de julio de 1974 durante una larguísima conversación telefónica. Recién había muerto Juan Domingo Perón (01.04.1974) y Argentina transitaba una penosa pero democracia al fin.
Danny Coster llamó a su marido porque el diario alemán Bild publicó, casualmente un día antes de la final Alemania – Holanda, que los miembros de la naranja mecánica habían pasado una tarde de fiesta con señoritas desnudas en la piscina del hotel Wald, de Munich.

Viajando de vuelta a Argentina tenemos a Jorge Carrascosa renunciando al mismo mundial dejando incluso la capitanía del equipo de Menotti. Del mismo modo, el hermetismo (entre jugador y entrenador, como corresponde) y largos y postreros silencios hicieron escribir a cierto periodismo sobre la valentía moral de nuestro Jorge.


Hace un tiempo, por noviembre 2009, una nota a Jorge Carrascosa fue presentada así:
“Hace 30 años el ex capitán de la Selección Nacional, campeón con Huracán en 1973, se retiró del fútbol profesional por no sentirse cómodo con un deporte convertido en “un negocio salvaje”. Un año antes de su deserción, había decidido no disputar el Mundial de 1978 organizado por el gobierno militar. Un amante del fútbol que decidió alejarse para no contribuir con su destrucción. Humilde, con las convicciones claras. Un tipo intachable, enemigo de las injusticias. Una oportunidad para conocer al ser humano y entender el mensaje que dejó para el presente y para el futuro”.

Así como esta, muchas otras historias periodísticas se entramaron sobre el asunto y las lecturas morales de Jorge Carrascosa subieron al escalón, incluso algo más, de Johan Cruyff, por el hecho de haberse negado a jugar el Mundial 78 viviendo en propia tierra Argentina.

En esta nota que referimos (a la que le dedicamos este post), Carrascosa no termina con la ambigüedad. Si bien aclara haber desconocido los secuestros y las desapariciones tampoco fue claro y determinante a la hora de contar sus razones de retiro.

“Por un montón de cosas que observé durante mi carrera en el fútbol, me fui sintiendo mal y eso es lo que me llevó a tomar las decisiones que tomé, como por ejemplo la de no participar en el Mundial. No es que hubo un hecho determinante. Hay cosas que ya sabía y otras que se fueron sumando, que no estuve de acuerdo nunca, en el país, en el fútbol y que no me hacían sentir bien”.

Al caer en nuestras manos un ejemplar de El Gráfico (nº 3996, mayo 1996) vemos que la nota referida es una refritura (diez años después) de aquella de editorial Atlántida: “Lo que Carrascosa calló durante 20 años”. Entonces Carrascosa decía:

“Yo venía desde el ´74 en la misma tónica, luchando desde adentro y tratando de ser mejor, insistiendo con el ejemplo en un medio competitivo, lleno de grandes intereses. Cuando llega esa serie en el año 77 (gira por URSS, Polonia y partidos internacionales en cancha de Boca), algunos empezaron a decir que Carrascosa ya estaba viejo, que jugaba porque era amigo de Menotti… Y yo recién tenía 27 años. En mi intimidad sabía que física y futbolísticamente no tenía problemas. Pero refelxionaba sobre lo que ocurría y me sentía mal. Para mí lo más importante seguían siendo los valores fundamentales: la familia, ser un hombre con libertad de decisión. Entonces se fueron dando una suma de cosas que me fueron llevando a tomar una decisión. Y hubo otras que la apresuraron.

¿Cuáles?

No me hacía ninguna gracia concentrarme seis meses. Además, la presión del periodismo, la necesidad de obtener un resultado hacen que un jugador pueda sentirse mal. Porque se pierde un partido y surgen un montón de críticas. Hasta se piden cambios sin pensar como se destruye a otro ser humano.

¿No te invitó (Menotti) a que te quedaras en la selección?

Sí, pero para enfrentar un objetivo tan importante como un Mundial, hay que estar muy bien. Si uno hace mal un trabajo, a la corta o a la larga perjudica al resto.

Ni Cruyff ni Carrascosa le hicieron desplantes a Videla. Incluso la selección holandesa faltó a la cena de clausura del Mundial 78 en el Sheraton por las complicaciones de movilizarse entre tamaño festejo urbano y René Van de Kerkhof llegó a decir que los jugadores sólo querían ganar la Copa, aún cuando tuvieran que recibirla de manos de Hitler.

Otros valores, la familia y la necesidad de estar 100% para un Mundial son razones comunes y esgrimidas – entre otras - por Cruyff y Carrascosa.

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