Sunday, February 14, 2010

Claudio Vivas despedido.


Dirigió 11 partidos, ganó 4, perdió 7, dejó 9 puntos en 7 días, sacó 3 de 12 en el Clausura, quedando a 2 del descenso en la fecha 4, después de 106 días en el cargo, poco más de 3 meses, con 4 refuerzos de "categoría". 

La calculadora quedó en el escritorio y Rodolfo Molina salió a decirle a Telam que "No se dieron los resultados y de común acuerdo Vivas dejó esta noche de ser el técnico del equipo".

Atrás, la vertiginosa historia futbolística: Claudio Vivas venía a resarcir de algún modo el inverosímil tropiezo Matthaus. Bajo la promesa de proyectos a mediano plazo y la contratación de refuerzos considerables, Claudio “soy más elástico que Bielsa” Vivas, aceptó la propuesta el 1 de noviembre pasado.

Sin demasiados juicios sobre el final del Apertura 09 (3 ganados y 4 perdidos) enfocaron el trabajo a partir del presente Clausura (2010) para el que se trajeron a Lucas Licht (Getafe), Claudio Bieler (Liga de Quito), Gabriel Hauche (Argentinos Júniors) y Roberto Ayala (Zaragoza).

Los carteles funcionaron a pleno: el esquema ofensivo de tres delanteros y tres defensores sumados al aura de que Rácing mira más allá de la tabla del descenso, a la ilusionante convocatoria y a la última presentación de Roberto Ayala iluminaban Avellaneda.

Pero el soporte del gran cartel parece estar mal soldado: el equipo no funciona.
Porque el cartel de Vivas es, por ahora, sólo la sombra de Marcelo Bielsa: un equipo partido que no entiende el sistema, aparece desconjugado en todas sus líneas. 

Defensivamente no resultan los relevos y los espacios libres son poco menos que lagos. Los defensores volantes no siempre vuelven a tiempo y si de tiempos hablamos Ayala perdió el cronómetro. El mediocampo está desabroquelado entre la lentitud de Yacob, los infortunios de Castromán y las funciones poco claras encomendadas a Lucero. Quedan Hauche y Luguercio (los únicos que parecen interpretar el mensaje) peleando en minoría para asistir a la referencia Bieler. Con todo, se logró que todo el equipo en su conjunto, manifieste un síntoma unánime y común: la lentitud.

Es difícil de enunciar que un equipo plasmado según esquema bielsista padezca justamente el problema de la velocidad y la confusión de roles. No se ve en Rácing al jugador que descarga y sale en picada a mostrarse como pase. No se ven diagonales ni rutas claras de juego. Tampoco se ve presión en el mediocampo, ni seguridad en el juego individual, ni movilidad. 

"Nos informaron que la directiva había tomado la decisión de echarnos. No estoy de acuerdo con esa determinación y no acepté el despido, pero bueno son situaciones del futbol - dijo Vivas - tenía y tengo las fuerzas necesarias para salir adelante y vi la misma actitud en los jugadores tras la derrota ante Gimnasia. Pero bueno, cuando llegamos a la reunión, la decisión ya estaba tomada y no hubo margen para nada". El despido se dio "por la presión, por haber perdido tres partidos y por algunas decisiones tácticas".

Será que el cartel de Vivas quedó bajo la sombra de Bielsa y que, de buenas intenciones, colaboró para ensombrecer el cartel en el que Rodolfo Molina intenta levantar el nombre de Rácing.

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