[calígula]
Abramovich, con 14.000 millones de euros, queda chico. La mitad de los clubes de la liga inglesa queda en manos de millonarios extranjeros mientras la subida del precio del petróleo se traduce en incipiente recesión británica.
Dubai rivaliza con Abu Dabi y contesta a Mansur tentando a Liverpool. Se abren preguntas y vaticinios: jeque kuwuaití, árabe o sirio; Newcastle, Sunderland o Everton. Real Madrid y Barcelona revisan su estructura social. El Sr. Sulaiman habla de 160 millones por Cristiano. El mercado se distorsiona. La liga inglesa presume de hegemonía mientras su selección no clasifica a la Euro y por caso, Messi debe pedir disculpas por jugar para su selección.
Inglaterra era la dueña del mundo mientras en sus minas de carbón en el siglo XIX todavía trabajaban niños durante 16 horas diarias, lo que permitía a la aristocracia británica fundar todos los deportes y tomar té rizando el meñique (Manuel Vicent).
James Lawton escribe (Independent) que “en vez de apoyar a un equipo de carne y hueso, los aficionados irán al campo a animar a un producto” (llamado fútbol). Acaso las nuevas generaciones puedan elegir su equipo como un dulce en una góndola.
Sin embargo los aficionados ingleses festejan las maniobras económicas (timba) de millonarios multinacionales, degustan agradecidos la “envidia” de otros aficionados ingleses sin importarles quien es el dueño del club por el que cantan, que casi no hay compatriotas en sus filas y que constituyen pequeñas masas volubles como elemento de color en l único juego que se retroalimenta: la timba lúdica entre ignotos millonarios.
No comments:
Post a Comment