El pibe goleador se besa la camiseta los sábados a la mañana mientras ruega dejar la Quinta, pasar un rato por la Primera y mandarse a mudar a besar la camiseta del Alavés, o del Empoli, por que no la del Newcastle.
Los familiares del pibe goleador festejan los goles sabatinos del pibe goleador dándose golpecitos con los codos, haciendo números en euros, imaginándose de paseo por la Vía Veneto, Gran Vía, Piccadilly, llenando bolsas del Corte Inglés.
El representante del pibe goleador pergeña un video ilustrativo que ni Spielberg y hace veinte copias que van desde el Bayern Munich al Galatasaray.
Los hinchas del equipo del pibe goleador jamás lo vieron jugar, pero algo oyeron, algo leyeron, algo les comentaron, y como la Primera no da pie con bola impelen al director técnico: “ponelo al pibe la puta que te parió…”
El director técnico de la Primera cree que el pibe goleador aun está verde pero como no da pie con bola y teme que llegue el momento de recibir un pie en las nalgas, incluye al pibe goleador en el plantel que el domingo jugará el clásico.
Advertido de que el pibe goleador fue incluido en el plantel que el domingo jugará el clásico, el periodismo especializado entrevista al pibe goleador, y asus padres, y a sus amigos, y a sus compañeros de colegio, y se pregunta, el periodismo especializado, si estamos en presencia de un nuevo Maradona, de un nuevo Tévez, de un nuevo Messi, de un nuevo Agüero, de un nuevo Higuaín, de un nuevo Gago…
Walter Vargas, FUTBOL DELIVERY, 1º edición, Buenos Aires: Al Arco, 2007. ISBN:978-987-1367-02-3
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