Publicada el 28 de agosto, a días de la queja de Alfi Basile sobre la imposibilidad de trabajar con los jugadores de la selección argentina por falta de tiempo, un menor recorte de la nota a Jorge Griffa (Olé) explica el porque de las diferencias de resultados entre las selecciones juveniles y mayores y, lo más importante, que nos depara el fútbol argentino de 2007 hacia delante. Así, como un texto de Bioy Casares, que con un tono regular y cotidiano puede contar la mas terrible de las muertes, leemos que, sin censurar y con la certeza de que su trabajo es de los mejores, Griffa se aleja del fútbol profesional al tiempo que (¿casualmente?) es nombrado ciudadano ilustre de Rosario “en reconocimiento a su invalorable contribución al deporte, la educación y contención de los niños” (en la foto, de corbata roja, recibiendo el galardón).
Ustari, Di María, Leto, Zárate, Romero, Moralez ¿Cómo impactará en el fútbol argentino este nuevo éxodo de juveniles?
No hay duda de que el que se destaca toma rumbo hacia el exterior. Son circunstancias del fútbol y de la vida de un país. Es inevitable. Este es un deporte-trabajo, y los clubes y los jugadores tienen la libertad de actuar buscando el beneficio propio y de la otra parte en cualquiera de los casos.
Pero el torneo se ve resentido...
Sin ninguna duda, pero esto de que surjan chicos y que se vayan acomodando con tanta facilidad a las exigencias de una Primera División, tampoco es normal... Esto pasa acá en Argentina, donde se da una continuidad que no existe en otros lados. Incluso por eso los clubes no se ven tan golpeados, además de que los transfieren dentro de un marco de necesidad. En el mundo no es así...
... A mí me tocó planificar trabajos de largo aliento, tanto en Newells como en Boca. Pero ahora es diferente. Por ahí, muchos sacan jugadores pensando más en mostrarlos que en afianzarlos. Muchos sacaron una cantidad enorme de chicos que casi ni jugaron en el fútbol argentino. No quiero puntualizar, pero nosotros trabajamos bien en inferiores y no se da la trascendencia que tiene. Después los dirigentes deciden que camino se sigue: si se apuesta a completar la conformación del jugador, algo que se logra entre los 20 y 24 años, o se apunta a transferirlos. Hoy muchos deben vender por necesidad del club o por necesidad o voluntad del propio jugador, de su entorno familiar.
Back central de Newells (de 1953 a 1959), del Atletico Madrid (del 59 al 69), Espanyol de Barcelona (70/71) y miembro de la Selección Argentina durante el Sudamericano de 1959, Jorge Griffa, avalado por Marcelo Bielsa -“Fue y es mi maestro” – llevaba 35 años en la mejor cocina del fútbol argentino que preparó jugadores como Valdano, Tévez, Burdisso, Sensini, Gago, Giusti, Maxi Rodríguez (y más) dio un paso al costado. Entendiendo los puntos de vista del mercado futbolístico comparte su tiempo entre el asesoramiento a Independiente Rivadavia de Mendoza (firmará como Director General del Fútbol Amateur) y su Academia en Granadero Baigorria de Rosario (acaso firmando una exclusividad con Boca Júniors). Sin abandonar su pasión ni dejar de revelarse dice: “Ahora los tiempos los manejo yo” como queriendo negar que su trabajo, oficio cuál alfarero, reparador de máquinas de escribir o esquilador sin ovejas, no tiene el mismo lugar en el mercado argentino.
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