OLIMPO 0 vs. RACING CLUB 2
Rácing ganó como visitante en Bahía Blanca frente a Olimpo. Se festejó de manera desigual, “ganamos una final” (?), “pelear el campeonato” (?) y otras frases poco nuevas aparecieron entre pasillos y gotas de transpiración. Y no desentona sobre los pronósticos del nivel de juego que veremos en lo venidero.
¿Y por qué ganó Rácing? Por esas cosas del fútbol. Porque mantuvo su valla invicta gracias a que Rogelio Martínez (Olimpo) - al igual que el Piojo López (Rácing) en uno de los pocos tiros libres a su favor - confundió el fútbol con el rugby (López la mandó a la calle), a que Diego Armando Barrado quiso colocarla y la colocó (en el extremo de la cabecera visitante) y a que Campagnuolo sacó un cabezazo a quemarropa de Jorge Martínez. Pero Rácing hizo dos goles. Como en no pocos de los partidos de esta grisácea primera fecha el 0-0 se impuso hasta bien entrados los segundos tiempos. En este caso, Sava (1.90 mts.) cabeceó un centro de Moralez en el minuto 82 y Pellerano (un jugador que vale observar) remató desde la medialuna, tres minutos después.
Podemos ver entonces que el sistema defensivo de Rácing es tan pobre como desincronizado. Que al partido (como a tantos otros) le hubiera quedado bien cualquiera de los tres resultados posibles. Y que la proporcionalidad directa entre problemas extradeportivos y derrotas no parcece tan real.
Gustavo Costas enfrenta a los micrófonos hablando de “campeones y campeonato” exagerando en su buena presdisposición al trabajo, acaso para no hablar de la oscura negociación que llevó al arquero Navarro a Ríver, de que en Rácing hasta los utileros tienen los sueldos atrasados o, finalmente, para no decir que Rácing ganó visitando a un rival directo en la lucha por la permanencia.
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