Vivir en un piso 14 tiene sus privilegios del que sólo voy a mencionar el dominio visual de Buenos Aires con sus faros, aviones y estrellas. Uno de los puntos que se distinguen desde mi ventana es la torre del Parque de la Ciudad con su otrora confiteria giratoria: alla, a pasos, se levanta el Nuevo Gasómetro.
Pero vivir en el piso 14 también tiene sus desventajas. Se me acabaron los cigarrillos y no existe delibery de tabaco (si de otros vicios).
Bajé cuando Racing, fuera de todo cálculo, le ganaba 3 a 0 a San Lorenzo (¡Que jugador Pellerano!). Menos de una cuadra hice hasta el kiosco, donde me encontre a un vecino con el que hablamos de la demanda de cocheras y el aumento de los seguros. La radio del kiosquero cantó un gol de San Lorenzo. Volviendo, en el hall del edificio me cruce con el portero, un aguerrido "Gamarra" que siempre elijo para mi equipo, con el que puse al día mis expensas. Subiendo al piso 14 me pareció oir cierto rumor que subia o bajaba por el hueco del ascensor. Vuelto a casa, con mis cigarrillos, encontre que el partido habia terminado y que San Lorenzo, fuera de todo calculo, gano 4 a 3. Me asomé a la ventana y me pareció ver ciertos destellos en la torre del Parque de la Ciudad.
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