No fueron pocas las voces “entendidas” que, llegadas desde Gran Bretaña, dieron a Escocia – único representante británico en el Campeonato Mundial – como “candidato” a ganar el torneo. Kenny Dalglish, Joe Jordan, Archie Gemmill, Gordon McQueen y Willie Johnston vendrían así a demostrarlo a Argentina. Se presentaron en el Chateau Carreras de Córdoba el 3 de junio ante Perú y, si bien en el 74 se volvieron en primera fase, dieron la primera de las “sorpresas” mundialistas al perder 1 – 3. No era de extrañar, sin embargo, para nuestros amigos cordobeses que ya los habían visto alojados desde las vísperas como selectos huéspedes noctámbulos que jugaban, tomaban y se acompañaban de no pocas cordobesas. Con un fluído juego de contraataque, mejor preparación física y mayor rigor táctico, Perú dio vuelta el 0-1 inicial (Jordan) con toda claridad dejando lugar, incluso, al que en tierra inca se considera el mejor gol peruano en campeonatos mundiales (Teófilo Cubillas).
La grave sorpresa escocesa se vio nublada por un escándalo mayor: Willie Johnston dio positivo en el antidóping. Las muestras fueron enviadas vía aérea a Buenos Aires para ser analizadas en el Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y allí se demostró que Willie había tomado un fármaco que contenía “fencamfamina”, sustancia estimulante incluída en las prohibiciones de la FIFA. Johnston (después del haitiano Jean Joseph en 1974, el segundo caso de dóping en la historia de los mundiales) reconoció haber tomado “Reactiván”, medicamento que contiene la sustancia que acelera el ritmo cardíaco, aumenta la presión arterial, estimula la movilidad física y disminuye la transpiración. El escándalo desvió la atención del fracaso deportivo y acaso sirvió menos para reacomodar las piezas escocesas que para catapultar a Perú como nueva y grata sorpresa del fútbol latinoamericano.
Se comentó su fútbol brillante, la mano de su entrenador Marcos Calderón (auxiliar de Didí cuando el brasileño dirigió a Perú en México 70), el gusto por el fútbol creativo, alegre y de inspiración individual que tutelaba Teófilo Cubillas (5 goles en 3 partidos).
Un empate en cero con Holanda y la goleada 4 – 1 a Irán pusieron a Perú como insospechado ganador de grupo hacia los cuartos de final.
La grave sorpresa escocesa se vio nublada por un escándalo mayor: Willie Johnston dio positivo en el antidóping. Las muestras fueron enviadas vía aérea a Buenos Aires para ser analizadas en el Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y allí se demostró que Willie había tomado un fármaco que contenía “fencamfamina”, sustancia estimulante incluída en las prohibiciones de la FIFA. Johnston (después del haitiano Jean Joseph en 1974, el segundo caso de dóping en la historia de los mundiales) reconoció haber tomado “Reactiván”, medicamento que contiene la sustancia que acelera el ritmo cardíaco, aumenta la presión arterial, estimula la movilidad física y disminuye la transpiración. El escándalo desvió la atención del fracaso deportivo y acaso sirvió menos para reacomodar las piezas escocesas que para catapultar a Perú como nueva y grata sorpresa del fútbol latinoamericano.
Se comentó su fútbol brillante, la mano de su entrenador Marcos Calderón (auxiliar de Didí cuando el brasileño dirigió a Perú en México 70), el gusto por el fútbol creativo, alegre y de inspiración individual que tutelaba Teófilo Cubillas (5 goles en 3 partidos).
Un empate en cero con Holanda y la goleada 4 – 1 a Irán pusieron a Perú como insospechado ganador de grupo hacia los cuartos de final.
Argentina llegó transpirando a cuartos de final. No sólo había perdido la localía en Buenos Aires (que le fuera reservada en los sorteos previos) sino que perdió con Italia (0-1) después de ganar, con dificultades, a Hungría y Francia por el mismo y ajustado resultado de 2-1. Entonces sólo el esquema defensivo parecía no fallar en un equipo incierto. Houseman perdió la titularidad, Alonso su lugar alternativo y Kempes no terminaba de ensamblarse en el juego colectivo.
16 finalistas. Cuatro zonas de cuatro equipos. Ocho clasificados a cuartos de final que se arman en dos grupos de cuatro equipos cada uno: los dos ganadores de grupo a la final. Holanda se hizo del grupo A venciendo a Italia. Y Argentina…
Argentina muda su localía a Rosario. Vence a Polonia 2-0 con dos goles de Mario Kempes (14 de junio) mientras Perú cae en Mendoza con Brasil por un categórico 0-3.
Brasil viaja a Rosario para empatar 0-0 con Argentina mientras Perú vuelve a caer, ahora con Polonia (0-1) en Mendoza (18 de junio).
21 de junio: jornada decisiva, se sabrían los finalistas: Brasil – Polonia, en Mendoza y Argentina – Perú, en Rosario. Claudio Coutinho, polémico entrenador del “Scratch du oro” y todos los delegados brasileños plantearon un reclamo fundamentado: el horario aprobado del torneo disponía que el encuentro entre Brasil y Polonia debería jugarse más temprano, así que, cuando Argentina y Perú saltaran a la cancha de Rosario Central (Estadio Dr. Lisandro de la Torre) ya sabrían el marcador: evitable ventaja deportiva que el comité organizador y la FIFA no modificaron.
Dos goles de Roberto y uno de Nelinho le dieron la victoria a Brasil (3-1) sobre Polonia.
Argentina debía ganar para igualar la cantidad de puntos de Brasil y convertir cuatro o más goles para superarle la diferencia de gol.
Perú, en decadencia, ya estaba eliminado y no había convertido goles. El estado fisico de sus jugadores (Chumpitaz, Cubillas, Sotil y Muñante, presentes en México 70) fue en declive. Argentina era una caldera mundialista bajo un gobierno de facto con clara manipulación del deporte a favor de su política. Ramón (Chupete) Quiroga, el arquero de Perú, era argentino, oriundo de Rosario (equipo con el que se coronara campeón en 1971) y nacionalizado peruano. A la hora del partido decisivo los seleccionados de Argentina y Perú se habían enfrentado en 27 oportunidades: Argentina ganó en 17, empataron en 7 y Perú ganó en 3 (Lima 57, Cochabamba 63 y Lima 69), nunca en Argentina.
"Para que no quede ninguna duda ni suspicacia, saldremos a ganar. Pienso que el resultado es una contingencia. El partido va a ser intenso y muy parejo. No estoy con los vaticinios. Los resultados finales sólo Dios los sabe." Marcos Calderón, DT de Perú.
“Recuerdo que un día antes del partido, Chumpitaz, Oblitas, ‘Panadero’, Cubillas, Sotil y yo le pedimos a Marcos Calderón que no pusiera a Ramón Quiroga y él aceptó. Pero luego en el camarín, después de que ingresaran el presidente argentino (el general Jorge Videla) y el secretario de estado norteamericano Henry Kissinger, vimos que el técnico lo ponía, nos sorprendimos”.“No queríamos que Quiroga ataje porque por más nacionalizado que fuera, no dejaba de ser argentino. Su familia vivía en ese país y la dictadura de Videla estaba dispuesta a todo por ganar ese campeonato. ¿Qué amenazas pudo recibir él o los suyos?, ¿qué tipo de presiones políticas hubo para que los dirigentes presionen, a su vez, al comando técnico? Por ahí viene la cosa. Quiroga, para mí, pudo evitar dos goles, pero se quedó plantadito. Es más, a Cubillas lo ubicaron mal como centrodelantero. Y a mí me sacaron cuando íbamos perdiendo 2-0 para que ingrese (Raúl) Gorriti y los argentinos necesitaban cuatro tantos para pasar”. José Velásquez, ex jugador de la selección peruana, al programa “Al Ataque” de Phillip Butters.
"Cuando voy a Rosario, los que me conocen me hablan de mis partidos en Rosario Central. Pero los que no me conocen me hablan del 6 a 0".
Ramon "Chupete" Quiroga.
“No fue mi peor partido, al contrario. Si mirás el video te vas a dar cuenta de que no me comí ninguno de los seis goles. Es más, podría haber sido peor. Pero bueno, me hicieron cinco goles en el área chica, me dejaron un poco solo…”
“No lo sacaría (el partido) de mi memoria, para nada. Nunca me molestó haber quedado en la historia por ese partido. Lo único malo, más allá del resultado, fue que se me cayó la chance de ir al Cosmos de Pelé. Después de ese partido se trabó todo. Y eso que mi compadre Ramón Miflin había hecho el contacto y estaba todo bien.”
Las teorías conspirativas inducen a observar:
1.Las situaciones francas erradas por Oblitas y Cubillas antes de los diez minutos de juego.
2.La velocidad de los centrales Rodolfo Manzo y Jaime Duarte en el primer gol de Kempes (minuto 21).
3.La pasividad de Quiroga en el gol de cabeza de Tarantini (minuto 43) desde el borde del área.
4.La quietud de Rodolfo Manzo en tres de los cuatro goles del segundo tiempo.
5.La actitud de jugadores peruanos (César Cueto, José Velásquez, Héctor Chumpitaz y Percy Rojas) durante todo el partido.
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