No hacen falta galeras y bastones para jugar mejor que este Boca. Bánfield se llevó tres puntos y dejó una Bombonera llena de ecos. Suele suceder – parafraseando a San Martín – que quien no juega como piensa, piensa como juega. Y entonces Boca se llena de voces.
Empezando por el triste “Ríver no puede cargar a nadie” de Carlos Ischia en conferencia de prensa, se suceden voces y juicios con resultado puesto que pasan del tono desafortunado para lidiar con la crítica no siempre constructiva; como si este Boca concentrara en un gran loft y cada jugador, en su cama, escuchara su radio y Carlos Ischia caminara por un pasillo central sin poder distinguir ninguna.
Porque la gran caja de resonancia de Boca tiene lugar para todos (propios y ajenos). Entonces leemos juicios y conclusiones en blogs y medios que, en conjunto, aportan sólo interferencias.
Que un diario deportivo de lugar a un “Ischia y los jugadores están haciendo lo imposible para empatar el ULTIMO logro de Ríver” o que algún blog juzgue que Boca “no debería regalar prestigio como lo está haciendo” es sólo un mosaico de lo que representa una pluma en la mano de un hincha perturbado de memoria selectiva.
Porque Boca se viene apagando. Porque Boca también es argentino. Porque la Bombonera no dejó de ser el bastión inexpungable en la noche de ayer ni en la 2º fecha (Newells). En el torneo pasado – torneo que ganó Boca - Estudiantes y Vélez lo dejaron claro al vencer allí después de una década (después de 10 años Boca perdía dos veces seguidas de local y tres veces en un mismo torneo).
Decir que Boca regala prestigio y se esfuerza en perder no es más que un gruñido parcial. Porque anoche salió a jugar con Abbondanzieri, Forlín, Gaitán, Roncaglia y… Palermo.
La inclusión de Palermo (visiblemente cansado) da cuenta de que Boca no regala el torneo, de que las decisiones técnicas bordean la vacilación y de que Palermo debe apagar su radio, y pensar menos en los récords que en el equipo. Anoche volvió a notarse que un goleador no deja de ser la resultante de un equipo.
La inclusión de Gracián va en el mismo sentido. Pero olvidar que Gracián sin continuidad es un jugador que se marchita (y de hecho quiere irse) es otro error (?).
La presencia de Abbondanzieri junto a la imperecedera ausencia de Jesús Dátolo, demuestran que el problema de Boca trasciende en profundidad al pálido resultado futbolístico. Medio millón de dólares a Getafe sumados a los dos millones que vale Caranta (con pase libre) y a las conocidas performances del Pato oscurecen la situación que Carlos Bianchi intenta pesificar.
No salimos de esto diciendo que Boca está dedicado a la Copa Libertadores. Boca se apaga como se apaga Ríver y el fútbol argentino. Son épocas (?)
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