Néstor es polifuncional. Naturalmente es un centrodelantero tenaz que busca todo el tiempo el área contraria y al final de los partidos, si su equipo va ganando, baja a jugar cerca de su arco para reforzar la defensa y aguantar el resultado.
El equipo K tiene un nivel – físico y futbolístico – aceptable y viste camisetas profesionales que alternan entre selección argentina, Quilmes y Nueva Chicago.
En la intimidad gubernamental, el fútbol de Olivos es tratado como un tema de Estado y para los funcionarios, ser convocados a esos partidos es la muestra definitiva del acceso al núcleo del poder. Kirchner quiere a los jugadores más sobresalientes en su equipo, a los que suele llamar durante la semana para garantizarse que jugarán a su lado. El más habilidoso de los convocados es el secretario de Cristina, Isidro Bounine, volante por derecha que tuvo un paso fugaz en el fútbol semiprofesional (llegó a jugar en las inferiores de Racing). Otros jugadores destacados son Walter Abarca (dirigente bonaerense y asesor de Cristina) y el volante Ezequiel Melaraña (mano derecha del jefe de Gabinete Sergio Massa e ideólogo de la resurrección de Tigre, club del cual es dirigente).
A la luz del adelanto eleccionario, este fútbol presidencial quedó suspendido hasta fechas obvias, cuando el invierno obligue a las mangas largas.
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