Los plazos originales terminaban en 2008 pero las complicaciones surgidas a partir del estudio de impacto ambiental y el sistema de financiación no sólo aumentaron el presupuesto sino que alargaron una y otra vez los plazos (ahora exigidos para octubre 2009).
Los eufemismos y las estadísticas publicadas por FIFA sumados a los problemas financieros y las controversias por el lugar de implantación elegido dan cuenta de que las razones de color siguen siendo esenciales en esta desigual Sudáfrica que convive con un 30% de desempleo.
La Federación publica entre otros datos que el African Renaissance Stadium (Estadio del Renacimiento Africano) genera la creación de puestos de trabajo (2143) e incidencias positivas en la economía de la ciudad.
El contratista (una sociedad de las empresas no sudafricanas Murray & Roberts y WBHO) asegura que el 99% de la mano de obra reside en Ciudad del Cabo, que el 88% es de raza negra, que el 4% son mujeres y que su contribución (?) a la Emancipación Económica de la Raza Negra (BEE) se demuestra en el 57% de las adquisiciones para el estadio hechas a empresas pertenecientes a la BEE.
Estos matices de color despuntaron al levantarse voces ciudadanas y controversiales (con amparos judiciales incluidos) sobre los gastos y la ubicación del estadio, alejado de los barrios futboleros (negros), en un lugar de elite blanca habituada al silencioso verde del golf.
Las quejas de uno y otro lado hicieron necesarios estudios cuyos resultados respaldaran el negocio, aun a costo de elevar significativamente el valor de los cálculos presupuestarios y generar los reglamentos de limitación de ruido, contaminación lumínica e impacto visual de la instalación.
La construcción del Green Point viene accidentada desde el inicio e incluso no se sabe bien sobre su valor de uso pos Mundial. Ya por marzo de 2006, Helen Zille (alcalde de Ciudad del Cabo) ordenó una moratoria de una semana de la firma de nuevos contratos a la espera de un informe detallado sobre la financiación del proyecto: “La ciudad no puede gastar todo el presupuesto de capital anual en el estadio, mientras que todavía hay personas que viven sin alcantarillas ni electricidad”.
Similo Baba, encargado de obras del estadio reporteado por FIFA, no se preocupa ni por financiaciones ni por colores; él y su familia están contentos con el trabajo que le tocó. Al igual que muchos contratados, recibirá su trofeo de dos entradas de invitación para alguno de los partidos a jugarse en el estadio: “Yo estoy muy orgulloso del estadio y tengo muchas ganas de que llegue el 2010. Quiero ver a Zidane jugando en él”.
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