“Como en todas las cosas de la vida, era muy tenaz. En ese tiempo, si vos querías anular a un jugador contrario, lo ponías a él y Ernesto lo perseguía por todos lados. Le decíamos Yácono, por el petiso de River. El Che te marcaba y era una estampilla. Pero no tenía un juego vistoso ni elegante, eh... Era un 5 batallador...
Tenía de ídolo al Chueco García, un wing izquierdo de Central y de la Selección. Y otro al que quería mucho era el Torito Aguirre…
Nunca me lo dijo, pero era de Central…
Vimos en la cancha nada menos que Millonarios (Colombia) contra el Real Madrid, en España... Ernesto era de mirar el partido callado. Y vos sabés que había un gallego al lado nuestro que, bueno, ese día le estaban dando un baile bárbaro al Real Madrid, jugaba Antonio Báez (crack argentino que deslumbró en Platense) y lo tenía loco a Muñoz, que era un half de ellos, y el gallego grita: ¡Rompelo!. Y el Che se da vuelta y le dice: Eh, si tanto te gusta la sangre, ¿por qué no vas a ver a los toros?”
Palabras de Alberto Granado (85), compañero del Che en su periplo latinoamericano.RELACIONADOS y RECOMENDADOS:
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