Sus medallas más exitosas – en la etapa de entrenador – , al igual que las de tantos otros, quedan pegadas a los días de oro de Maradona como dueño del mundo (las finales de 1986 y 1990). Antes fue un jugador no seleccionable y un entrenador de obsesiones y oficios inconfesables con algún título en Estudiantes de La Plata. Después, su carrera pública, basada en los ecos de aquellos éxitos, no fue menos errática.
El hombre de vocabulario limitado, maneras expresivas muy particulares y un singular sentido del ridículo, no filtra sus estados de ánimo frente a las cámaras (puede enojarse y divertirse sin pedir permiso) y menos aún su absoluta carencia de escrúpulos, haciendo gala, cuando la oportunidad se lo permite, de la idea de que el fin siempre justifica los medios, cualidad que le valió, de alguna manera, un lugar en los cuadros políticos peronistas. En ese marco, su célebre arenga “pisalo pisalo” puede leerse entonces como la traducción deportiva de la frase del benemérito General (Perón): “Al amigo todo, al enemigo ni justicia”.
Si bien su dedicación y profesionalismo no decayeron, sus posteriores y rotundos fracasos en Boca, Sevilla y Estudiantes parecieron correrlo definitivamente de los bancos de suplentes. Desde entonces el periodismo lo mantuvo entretenido hasta que el peronismo de Daniel Scioli lo convocó para hacerse cargo de la Secretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires.
Ensayando el tenor de sus discursos políticos, el doctor Bilardo seguía errático, inseguro, insatisfecho. Incumpliendo por cargos incompatibles la ley de ministerios de la Provincia de Buenos Aires, seguía viajando, comentando partidos de fútbol, criticando a Julio Grondona (11.01.08), y dando por concluida definitivamente su etapa de entrenador (21.01.08) huyendo hacia delante: “Ahora quiero ser presidente de AFA”.
Sin embargo, al poco tiempo la selección comandada por Alfio Basile tropieza en las eliminatorias y sin sonrojarse el doctor, después de sus críticas públicas al entrenador en funciones, se autopostula (18.10.08) para el cargo.
A finales de 2008, reconciliado con Grondona, acepta el cargo de Director de selecciones de AFA (nota) , como ladero de su mentor, Diego Maradona, el mismo que confesara públicamente su jugada secreta del bidón Branco.
Bilardo, el doctor, un gran contador de anécdotas, un día como hoy, el 24 de febrero de 1983, firmaba el contrato que lo convirtiera en el DT de la selección argentina.
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