Tuesday, February 10, 2009

Ramón Díaz despedido.


Se acabaron las sonrisas picantes y las respuestas irónicas. Hace unos meses (septiembre) Ramón se paraba frente a los micrófonos y decía “que les quede claro, del América no me voy hasta obtener los resultados”. ¿Y qué son los resultados? le repreguntaron. “Simplemente lo más importante, el campeonato”.

Después de un año negro de las Águilas amarillas, Emilio Azcárraga Jean (dueño del club) decidió lo que supuso un viraje no menos rotundo de timón: la contratación del “técnico ganador”, Ramón “Pelado” Díaz, entrenador que por tercera vez consecutiva no logró clasificar al equipo a la liguilla mexicana (5 ganados, 6 empates, 6 derrotas).

La confianza se acostó en el currículum de Ramón; incluso Michel Bauer (presidente) “no hablaría de sanción a los jugadores – decía por setiembre – tenemos que ver cuáles son los errores por los que hemos ido dejando puntos en el camino…”

A pesar de la resistencia mostrada por la afición (incluso se vieron los reproches al técnico en cámara) el cambio se dio en el plantel: u$s 20 millones fueron invertidos en la contratación de 8 refuerzos [Jean Beausejour (Chile), Fernando Ortiz (Argentina), Andrés ChitivaRobert De Pinho (Brasil), Angel Reyna, Edgar Castillo, Pavel Pardo y Juan Carlos Valenzuela ] en busca de la clasificación a la Libertadores primero y el torneo local después. (Colombia),

Pero continuó la colección de fracasos: la noche del 9 de enero de 2009 fue el broche de Ramón. América definía la clasificación a la Libertadores con el Atlas (obligado a golear para entrar). Ramón guardó refuerzos, puso un equipo mixto en cancha, empezó ganando 1 a 0 y el Atlas hizo los 4 goles que necesitaba para eliminarlo (1-4).

Cuatro fechas del torneo local fueron el plazo de ultimátum: 3-2 a Santos, 2-2 con Toluca, 0-1 con Morelia y con Pachuca 1-3, abucheo incluido.

De 63 puntos posibles en un torneo y 4 fechas (Clausura 09) obtuvo 25 (39%) y en estos momentos están acabando las cuentas de la rescisión del módico contrato firmado (3 años por u$s 3 millones por temporada).

Después de agradecer al club, al periodismo y al público, Ramón dijo sentirse en deuda pero tranquilo por su labor: “se perfectamente que dependemos de los resultados”.

Ramón, un entrenador menos de conceptos que de impactos, transita el camino donde la suerte parece remota.

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