La evocación del Mundial 78 suele traer imágenes por demás recurrentes y comentadas. Videla, Passarella con la copa, la final con Holanda, el palo de Rensenbrick, Kempes, la goleada a Perú, los papelitos, Clemente, el gauchito, 25 millones de argentinos y tantas otras. Sin embargo la inevitable síntesis que la memoria elige deja algunos lugares vacíos. Así como Diego es mucho más que el gol a los ingleses y Argentina mucho más que un campeonato, el Mundial 78 es mucho más que una decena de imágenes que el tiempo tornó iconográficas. En la sección “Mundiales 78” desarrollamos algunos tópicos mal conocidos que si bien lo incluyen, trascienden el medio futbolístico. Hoy, a 30 años, trataremos de rememorar y ampliar, con la ventaja que nos da la perspectiva, los hechos que menos se recuerdan acercándonos a lo que en definitiva no dejó de ser una inolvidable y objetada gesta futbolística.
La expectativa acumulada durante años termina hoy (hace 30 años) en la fría noche del 2 de junio: Argentina debuta frente a Hungría en el estadio Monumental.
Lesiones de última hora impidieron que la delegación húngara viajase a Argentina con el plantel preceptivo de 22 jugadores (llegaron 19) y los problemas del seleccionador Laszlo Baroti terminaron por agudizarse aquella noche.
Una sorprendente salida del equipo magiar encontró a una Argentina desorientada que todavía no terminaba de asimilar el marco en el que jugaba. Csapo pone el 1 a 0 a los diez minutos y la multitud argentina (unos 77.000 espectadores) que también aprendía a constituir un mundial, cayó en un silencio helado. Leopoldo Luque empata cuatro minutos después y así, en 1-1, transcurre casi todo el partido. Argentina, algo desviada, no termina de encontrar la vuelta a 
un equipo húngaro de excelente preparación física, juego rápido y no menos ríspido. Torocsik, el ariete protestón y sanguíneo, retrasado a tres cuartos de campo remonta con velocidad el trayecto hacia el arco de Fillol. Argentina intenta avanzar cuidando la posesión de la pelota. No lastima pero irrita a los húngaros que se ponen violentos (ver vídeo). La expulsión de Nyilasi y luego de Torocsik más el acierto en los cambios de Menotti entrado el segundo tiempo, terminan por definir un partido más complicado de lo esperado. Bertoni entra por Houseman y Alonso por un deslucido Valencia. Ambos participan del gol de la victoria a seis minutos del final (foto). Hungría, diezmada, caería luego frente a Italia y Francia por el mismo score de 1-3. Argentina va por la Francia de Platini.
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