"Hablé con Cristian y le comenté que no lo voy a tener en cuenta para la temporada que viene. Le dije lo que pensaba y él me dijo que le hubiera gustado rendir más. Aceptó de muy buena forma la decisión y le agradecemos el esfuerzo que hizo”
Leonardo Astrada (DT)
Por un momento recordé aquel cuadro representativo de la comunicación que nos enseñaran en la escuela primaria donde encontramos los imprescindibles elementos que la constituyen: un emisor, un receptor, un mensaje y un canal. Recuerdo el énfasis del maestro cuando aclaraba que cualquiera de estos elementos que faltare haría imposible la comunicación.
Tomemos como emisor a Cristian Fabbiani. Un receptor: el público. Un mensaje (uno de tantos): "Me gusta jugar con unos kilos de más" y un canal (castellano): un diario deportivo.
Digamos que adaptando el caso a los medios masivos, la importancia de los elementos deja su paralelismo y puede verse como un mensaje pobre de contenido (rico en efecto) se encuentra potenciado desmesuradamente por el poder del canal (diario deportivo).
El mismo canal que después de lograr y coleccionar las frases del mediático emisor (Fabbiani) las publica tipo foja o boomerang en la hora de su derrota cual homenaje a alguien que ya no está.
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