07.09.2011 - Así, después de 42 años, descubrieron que Muammar Khadafi era un (nuevo) demonio que se cuelga ocho filas de medallas de falsas condecoraciones y amedrenta a una pobre nación sedienta de unión y libertad. Comadada por Estados Unidos, la Otan lanzó su campaña (marzo 2011) apoyando a las facciones rebeldes, finalmente reconocidas como poder en Libia. Y proliferan noticias y afiches (dignos de comparativa con la propaganda nazi hacia la Segunda Guerra).
Cayó el gobierno de Khadafi y con él la bandera verde instaurada (contra occidente) en 1969. Volvió el multicolor (verde, rojo y negro) y el fútbol se hizo eco.
En plena fase clasificatoria para la Copa Africana de Naciones (2012), Libia estrenó camiseta (fotos) y logró su primer triunfo (1-0 a Mozambique) pos golpe de estado.
Allá por 1969, un joven Muammar Khadafi, flamante jefe libio, escribía en su dogmático Libro Verde: "Los aficionados al fútbol y a los deportes son completamente idiotas, hasta el punto de que llevan a los campos de juego todas sus frustraciones e incapacidades. Son gente fracasada, desperdiciada".
Años después, uno de sus hijos, All-Saadi, le puso voz a su sueño personal: “Quiero ser como Ronaldo”. Desde entonces, All-Saadi se adueñó del fútbol libio e incursionó por clubes de primer nivel europeo.
La victoria (1-0) de Libia contra Mozambique en El Cairo causó júbilo en Trípoli, donde grupos de ciudadanos se reunieron a ver el partido en pantalla gigante (en la Plaza de los Mártires, ex Plaza Verde).
“Gracias Rabi Al Lafi, has hecho llorar a Khadafi”, “Llora, Al Taib, llora, nuestra revolución vencerá”, gritaron, aludiendo al autor del gol del triunfo y al jugador Tarek Al Taib (pro Khadafi), excluido de la selección.
Menos de cien hinchas esperaron el lunes por la noche al plantel en el aeropuerto de Bengasi para festejar la victoria mientras el vicepresidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), Abdel Hafiz Ghoga, saludaba a los jugadores y le daba tono nacionalista al hecho confesando haber llorado cuando Al Lafi marcó el gol (´31).
“Es la primera victoria de la era de la revolución del 17 de febrero. Si Dios lo quiere, será el inicio de una larga lista de victorias”.
Los aficionados entonaron el nuevo himno nacional e hicieron ondear la bandera de “Libia libre”, que reemplaza la bandera verde de la era Khadafi.
Contentos por el estreno de camiseta y la ausencia de All-Saadi, los jugadores refirieron a lo concreto:
“En el partido del otro día, los nombres no aparecían en la equipación porque no dio tiempo a estamparlos”, dijo Jaled Delaui, confirmando que en el próximo partido (vs Zambia) los jugadores estarán completamente identificados (no se permitían los nombres en los dorsales).
“He jugado con él (All-Saadi). Nos sentíamos coartados. Estábamos con el hijo de un jefe de Estado, y no nos sentíamos en pie de igualdad" explicó Samir Abud (arquero), confirmando que Saadi podía expulsar a un jugador que no le hubiera pasado la pelota o detener un partido para hacer jueguitos hacia el público.
El entusiasmo fue también palpable (y multiplicado) por los periodistas libios. Un nuevo periódico local envió a seis de sus siete nuevos periodistas a cubrir el regreso del equipo.
Así, en tiempos de muerte y desgobierno, de la mano del nuevo periodismo y la selección, grupos de “idiotas y fracasados aficionados al fútbol” se hacen tiempo para vitorear al ex equipo de All-Saadi.
Libia quedó 2º el grupo C con 11 puntos, tras Zambia (12) y seguida por Mozambique (4) y Comoros (1). El próximo 8 de octubre (2011) definirá frente a Zambia su posibilidad de clasificar a la fase final (de 14 equipos) como 1º o mejor 2º.
Embarcados entre (nuevos) colores, algunos como el mediocampista Jaled Delaui se entona: “Quién sabe, a lo mejor logramos jugar en el Mundial”. (Ojo FIFA)
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