25.11.2010 - Calígula - Empleado en una empresa comercial en franco ascenso, Guillermo Stábile, entonces adolescente, parecía afirmarse en una actividad paralela al fútbol.
Un día, afectado por un estado gripal, dió parte de enfermo; el médico le recomendó unos días de cama y que luego del descanso tomara un poco de sol. Después del reposo, asistió a un amistoso entre San Lorenzo y Huracán, club en el que ya asomaba como valor a futuro. Estaba decidido a tomar sol en las tribunas y a gozar de un buen partido de fútbol...
Imprevistamente, Loizo, puntero derecho titular del Globo, no se hizo presente. Un dirigente, que lo había visto a Stábile en las tribunas, lo llamó de apuro y lo instó a jugar.
Guillermo se olvidó de la gripe, se puso los cortos y salió a la cancha: el partido terminó 2-2, con dos goles de Stábile y los diarios, por supuesto, recogieron la información.
Al día siguiente fue a trabajar. Un ejecutivo de la empresa lo recibió amablemente; lo miró sonriente y le dijo: "Señor Stábile, debo felicitarlo como hincha de Huracán, la verdad que usted es un muy buen jugador. Pero no me sirve como empleado, así que está despedido..."
Guillermo Stábile (17.01.1905 – 27.12.1966) fue el primer goleador de la historia de la Copa Mundial de Fútbol, al anotar 8 goles (4 partidos) en el Mundial de Uruguay 1930 (donde apareció como reemplazante de Roberto Cherro).
Debutó en Huracán a los 18 años en 1923 (128 partidos y 100 goles) y luego hizo toda su carrera futbolística en Europa (Génova 1930-1935, Nápoli 1935-1936 y Estrella Roja de París 1936-1939) para volver a Argentina ya como director técnico.
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