El año 2006 y no otro era el indicado. En marzo (24) se cumplían 30 años del último golpe de estado en Argentina, se celebraría un Congreso especial sobre Derechos Humanos en Berlín, se inauguraría una exposición itinerante en las inminentes sedes mundialistas y poco después, en julio, se recibiría al turismo y a las cámaras, ojos del mundo en el Mundial germano. La Federación Alemana de Fútbol (DFB) debía mostrarse en sociedad como pocas veces y, por iniciativa de la Coalición contra la Impunidad, que reúne a entidades y organizaciones defensoras de los derechos humanos, presentó disculpas oficiales ante las víctimas de la última dictadura militar argentina por la participación de la selección alemana en el Mundial de Argentina 1978. "Aquella actitud fue escandalosa", firmó la Coalición, en la carta abierta presentada en la sede central de la DFB que invitaba o exigía las disculpas oficiales y la elaboración de un catálogo de directrices sobre la defensa de los derechos humanos en acontecimientos deportivos internacionales, a fin de que no se repita un Mundial como Argentina 1978, bajo una dictadura militar, porque "Fútbol y derechos humanos van de la mano".
Si a un jugador se le da la oportunidad de participar en un Campeonato Mundial, seguramente no va a querer boicotear el evento, sin importar qué régimen gobierne el país donde el mismo se celebre. De no ser así, en tales países no podría practicarse ningún deporte. El Presidente de la Liga Alemana de Fútbol, Neuberger, dijo en aquella oportunidad que teníamos que acostumbrarnos a la idea, ya que no queríamos sentar el ejemplo negándonos a participar del Mundial. También hubiese significado un paso en falso contra el pueblo argentino, que, como es sabido, era apasionado del fútbol, a pesar de la dictadura militar. No creo que le hubiéramos hecho un favor con nuestra negativa, y pienso que la situación hubiera empeorado, de no haberse celebrado el Campeonato. El fútbol era una de las pocas libertades que tenía la gente. Además, el fútbol y la política son cosas diferentes.
DW-WORLD:¿Se interesaba usted por la situación política argentina en ese momento?
Los sucesos se emitían todo el tiempo por televisión. Se habla continuamente sobre personas desaparecidas. Antes del Mundial, la cuestión de si participaríamos o no era tema principal en los medios. También en Alemania era un problema.
DW-WORLD: "Queremos viajar a Argentina a jugar al fútbol", dijo entonces el Presidente de la Liga Alemana de Fútbol (DFB), Hermann Neuberger. ¿Justifica Usted esta declaración?
Sí, comprendo el motivo de esta declaración. También para mí, en mi fase activa, lo más importante era jugar al fútbol. Los intereses políticos de otros países me importaban bastante poco.
DW-WORLD: ¿Y qué le pareció la actitud de Amnesty, al querer aprovechar la popularidad de los jugadores para atraer la atención hacia los nefastos sucesos en Argentina?
No nos pareció correcto cancelar nuestra participación en el Mundial. Por supuesto que tales organizaciones siempre utilizan eventos como ese para inflar la cuestión. Ciertamente, lo que pasó en Argentina durante la dictadura es algo terrible, pero también se habrían podido denuncia los hechos mucho antes. Videla era presidente del régimen hacía dos años. No siempre hay que utilizar un campeonato internacional y al fútbol para sacar a luz estas cosas y ponerlas en primer plano. No me parece bien. Los políticos, y no los deportistas, son los responsables de concientizar acerca de tales problemas.
DW-WORLD: ¿Con qué sensación viajó a la Argentina?
Nos sentimos muy seguros. Al llegar al aeropuerto nos esperaban las filas del ejército y había escorta policial. Claro que era bastante oprimente ver a los militares haciendo guardia con ametralladoras en el aeropuerto, pero en nuestro campo de entrenamiento en las afueras de Córdoba, todo estaba tranquilo. El lugar era hermoso. Allí nadie notaba que hubiese una dictadura. Jugamos dos veces en Buenos Aires, en la apertura, y luego contra Italia. Todo eso fue también de lo más normal.
DW-WORLD: ¿Comentaban los jugadores sobre la situación política?
Antes de volar para Buenos Aires habíamos hablado de ello. Incluso habíamos pensado negar el apretón de manos a Videla. Pero no lo hicimos porque Neuberger dijo que no se podía hacer algo así en público. Lo que hicimos fue apretarle muy fuerte la mano, para que le doliera al llegar al número once. Eso era realmente todo lo que podíamos hacer.
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