Todo estaba dado para que Ignacio Ercoli, presidente de Estudiantes de La Plata, se hiciera cargo de la AFA. El consenso dirigencial aseguraba una votación unánime en la asamblea del 6 de abril de 1979, siempre y cuando, por supuesto, el contraalmirante Carlos Lacoste no objetase la nominación. Llegado el momento, asombrando a propios y extraños, Ercoli renunció a los honores electorales: repentinamente recordó que no estaba dispuesto a salvar diariamente la distancia La Plata – Buenos Aires.
“Yo no lo postulé. Yo no elijo ni postulo. A mí me vienen a consultar porque me tienen confianza. Cuando me preguntaron sobre usted, dije que no lo conocía y agregué que si anduviera en algo sucio ya habría tenido noticias suyas. Digamos que mi desconocimiento habla bien de usted” (Lacoste).
El nombre de Ercoli fue el segundo que llevaron a consideración de Lacoste. El primero había sido el de Rafael Aragón Cabrera, presidente de Ríver Plate, campeón después de 18 años de sequía con jugadores de cantera (J.J. López, Merlo y Alonso).
“Al gallego le cuesta llevar adelante su club y ustedes quieren que maneje la AFA”.
El tercero fue Julio Humberto Grondona, 20 años al frente de Arsenal de Sarandí y hombre de Independiente desde 1976.
“No sé… Es lo mismo que Ercoli. Parece una buena persona que vive de su trabajo”.
28 años después, a los 76, Julio Humberto Grondona, inaugura (hoy) formalmente su octavo período consecutivo al frente de la Asociación del Fútbol Argentino con 46 votos a favor y 3 abstenciones (Independiente, Vélez Sársfield y Boca Júniors).
Oímos opiniones.
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