El partido menos lo ganó Argentina que lo perdió Chile. El equipo de Basile salió preocupado, concentrado y con un respeto inusual hacia una selección chilena, hecho que suele favorecer las perfomances criollas. Así fue que durante los primeros minutos, cuando los músculos están bien tonificados, Chile tomó el control y despuntó las falencias de Heinze y las imprecisiones de Milito.
La cancha estaba en mal estado. La copiosa lluvia de la primavera porteña hizo inútiles los tapones altos. No casualmente los jugadores caídos fueron los de chispa (Tévez, Messi, Milito y Suazo).
¿Por qué lo perdió Chile?
Porque salió a ahogar a Argentina, a cortarle el circuito y a quitarle la pelota; pero no tuvo los actores a la altura: entre las reiteradas llegadas a destiempo, los resbalones, el talento individual argentino y cierta localía arbitral se dio una cantidad inusitada de faltas e interrupciones, dos de las cuales terminaron, desde los pies almidonados de Riquelme, en el arco de un Bravo dormido (esos son goles que no se admiten en divisiones inferiores). Dos tiros libres calcados (26´ y 45´) que se colaron por el palo del arquero rubricaron el resultado.
En el segundo tiempo, cuando Chile salió a remontarlo en campo contrario es expulsado el central Cristian Alvarez por un choque con Mascherano (acaso el expulsado no debió haber sido él sino el arquero Bravo en su entrada contra Messi).
Argentina sigue en la misma línea de juego que se le ha visto durante la última Copa América. Tampoco se esperaba, dada la lista de convocados, cambio o superación alguna.
Se notó menos la desventaja numérica chilena que su erosión física: no hay otra alternativa, para llevar a cabo un sistema de presión como el pretendido por la dirección chilena, que ostentar un estado físico más que óptimo y un mínimo rendimiento individual.
En el tablón argentino nadie se explica como la selección (local), enfrentando a Chile (que nunca ganó en Buenos Aires), con un hombre de más, se queda toqueteando la pelota en el medio del campo. Basile mismo confesó en conferencia de prensa que les preguntaría a los jugadores si intentaban regular (?).
Menos explicación en la victoria habrá para entender por qué las llegadas al arco de enfrente devienen de corridas de Mascherano o desbordes de Cambiasso (los dos 5).
Tampoco hay lugar en los festejos para entender por qué Messi no rinde ni brilla como en el Barcelona y tiene que ir a buscar la pelota al círculo central o por qué Tévez se encuentra repetidamente en la situación de tener que remontar desde tres cuartos hasta el arco, más solo que kung fú (Maradona sic) contra dos y tres defensores rivales.
Menos aún entre burbujas se recordará que, en Buenos Aires, Chile salió a jugar con tres puntas y Argentina con una (Tévez).
Pero esto quedará vedado sólo en el tablón del hincha que, terminado el partido, siendo las nueve de la noche, no tiene más que acompañar la pizza con una buena cerveza.
Si hablamos de fútbol digamos que el circuito creativo argentino no funciona y que no se violó el arco de un diezmado Chile visitante más que de pelota parada.
De todos modos, siempre es mejor corregir en la victoria. La táctica chilena no alcanzó contra la técnica argentina.
ARGENTINA: Abbondanzieri; Zanetti, De Michelis, Milito, Heinze; Maxi Rodríguez (Gago), Mascherano, Cambiasso; Riquelme (2 goles); Tévez (Aguero), Messi (Saviola).
NOTAS: sobresalientes la actuación de Mascherano, el hallazgo de DeMichelis y la guapeza de Suazo.
No comments:
Post a Comment