Fue el partido de la fecha, no por su fútbol por su puesto. Voltaje superlativo. Se vio durante todo el partido en el semblante de los DTs, Gustavo Costas y Diego Cagna que vivieron el partido menos sentados que hincha de platea baja, peregrinos de angustias y emociones, caminando como tigres enjaulados del banco a la línea y de la línea al banco, empujando la pelota con los ojos.
Rácing fue mucho más que Tigre. No sólo empezó ganando (0-1, Sava) sino que pudo rematarlo antes de terminar el primer tiempo. Y hay que decirlo: ¡Como corre Rácing! Es sorprendente el despliegue de este equipo (que, por otra parte, viene a suplir carencias futbolísticas). Ese despliegue de 89 minutos fue el que no aguantó Romagnoli (sustituido en el 2º tiempo) para dejar solo a Bastía en el medio del campo.
En dos minutos (14 y 15 2ºT) Tigre lo dio vuelta con dos cabezazos (2-1). Rácing se encontró perdiendo y volvió a lo Rácing, tirando la pelota adelante y a correr y a pelearla y a apretar. Porque Rácing es puro temperamento, Rácing juega caminando sobre las brasas, atropella, siente. Y así, desde los 15 del segundo tiempo no paró de correr. Y fue y presionó en tres cuartos y corrió hasta que empató (2-2). Y, herido, fue por más. Tigre estaba enjaulado en su campo, se defendía con garra, reventaba la pelota que no paraba de volver y tiraba algún (peligroso) zarpazo de contraataque (que también pudo haber definido el juego). Tigre no tuvo otra que correr casi a la par del avasallante Rácing. Pero las piernas no son eternas. En el minuto 90, Bastía queda solo, medialuna del área, ataca Suárez pelota al pie; Yacob, cuerpo a cuerpo, se cae, Rácing pide falta, no se la dan, Suarez se va solo, Navarro sale bien, como sabe salir, pero tampoco; es gol... gol de Tigre... Suárez duda... mira, festeja... miran al juez de línea, es gol y termina el partido. Nadie lo cree. El árbitro es rodeado por policías y escudos. Todo Rácing se le va encima. Porque la injusticia del resultado se grabó en la piel y en los ojos en la última jugada. Porque Rácing que había venido a Victoria para pelear el campeonato con tres delanteros se va mirando de reojo el promedio del descenso.
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