27.08.2010 - Calígula - Hierve la parte roja de Avellaneda y este triunfo (1-0) sobre Argentinos Júniors (Copa Sudamericana) viene a ser el chorro de agua fría en el agua hervida para el mate.
Para endulzar los ánimos en la previa, sacaron a los pibes de 9º división a dar su vuelta olímpica en el (estadio) Libertadores de América y después del único gol del partido (´8 Galeano) y sin sobrarle nada, la noche cerró en paz con el primer triunfo (ajustado) de Independiente bajo la dirección de Daniel Garnero (DT).
Porque la ebullición crece, Garnero habla del “clima”, Menotti sale a responder insultos y los gritos contra Comparada (presidente) se vieron plasmados en las paredes de Avellaneda.
Empapelados con los afiches “Danger”, los alrededores del estadio predisponen: “Más de 200 millones de deuda. El campeonato económico en descenso directo. Vaciamiento de inferiores. 14 campeonatos sin logros. Un estadio de primera ‘desgeneración’. Señor socio el cambio depende de usted”.
No es el primer embate que sufre Comparada (en noviembre 08 dabamos cuenta), sobretodo por los manejos económicos, la financiación del inacabado estadio y el reiterado desacierto en el nombre de los refuerzos del primer equipo (por eso contrató a Menotti).
Estos carteles que amanecieron hoy en Avellaneda se suman a las declaraciones de Daniel Bertoni invitando al presidente a dar un paso al costado, las opiniones en los foros (web) de Independiente, los videos colgados de You Tube y las amenazas a periodistas.
Estos carteles que amanecieron hoy en Avellaneda se suman a las declaraciones de Daniel Bertoni invitando al presidente a dar un paso al costado, las opiniones en los foros (web) de Independiente, los videos colgados de You Tube y las amenazas a periodistas.
“Que al puto de Vignola ni se le ocurra ir hoy a la cancha de Independiente”, fue lo que oyeron en la redacción de Diario Popular en lo que fue la quinta llamada en lo que va de la semana para Pablo Vignola, encargado de cubrir Independiente.
Un caldo político que tiene terreno fértil en la ambición, la impaciencia, la ansiedad y la pobre cosecha de resultados deportivos. Una efervescencia que, inevitablemente, atenta contra el fútbol (un estado de ánimo) y que, en todo caso, debiera tener su dictamen con menos declamación y más urnas.
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