Friday, November 28, 2008

Salinas.


Viene a cuento por el sólo hecho de caerme en sorpresa – porque casi hay que entrenarse para no perder la capacidad de sorpresa – la cotidianeidad actual de Salinas: tipo bravo; bravucón y algo oscuro para muchos, tucumano, mediocampista del Boca Intercontinental del Toto Lorenzo.

Por la noche vi en televisión una nota de GPS (programa del periodista Graña que va por América TV) en la que el notero, recorriendo las esquinas del barrio Las Cañitas encontraba, uno tras otro, autos caros en infracción de estacionamiento (ocupando rampas, ochavas, doble fila, etc.) e interpelaba a sus dueños que parecían de amianto. En estudios, un psicólogo analizaba la particular relación llevando el asunto a lugares como “dueños de la calle” o “compré el auto caro para mostrarlo y entonces lo dejo donde se vea”. Aparte de la arbitrariedad que ata esos cabos (todos cometen infracciones), rescaté el dicho sobre la ostentación y el auto caro.

La nota que le hicieron a Salinas (publicada ese mismo día) se titula “Tuve dos BMW y siete casas”. No es más que el oficio personal del periodista que lo entrevistó. Sin embargo la nota reúne los condimentos necesarios como para no dejar de impresionarme. Desde la foto de Salinas en el frente descascarado de su casa (“mi mamá ya me dio la parte”), hasta el relato de su cotidianeidad (durmiendo la siesta en un sillón desgajado y jugando, cada tanto, con algunos veteranos) pasando por la ineludible ostentación que hoy se convirtió en relato (“tuve dos BMW y siete casas”), acompañada de otros recuerdos de infortunios y baile no quitado (“me separé” o “la joda, las minas”).

“Ustedes siempre se acuerdan de mí” recibió Salinas (“siempre sonríe Salinas”) a los noteros que lo entrevistaron hace siete años, tiempo después de unos meses de cárcel y sombras de suicidio...

Cosas.

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