Quién quiera una placa de la idiosincrasia argentina puede estos días comprar un ejemplar de cada periódico y no se saldrá de nuestra habitual mixtura de noticiero donde, sin matices, una muerte se sucede a un estreno teatral (ver Caparrós). En estos criollos días de noticias desiguales (la bolsa en picada, los maestros de Buenos Aires en pie de guerra contra Macri, el gobierno nacional que estatiza la caja de jubilaciones y el Banco Central atenuando la escalada del dólar), la elección del seleccionador de fútbol ocupa un espacio no menor.
Los nombres de Carlos Bianchi, Diego Maradona, Sergio Batista y Miguel Russo dejan constancia de que Diego Simeone no fue invitado al cocktail. Pero como nuestras letras (vertidas y leídas) suelen correr opuestas a las operaciones de prensa, picamos en la vorágine de datas y rumores para hacer una menor retrospectiva con utilidad hacia futuro.
En particular, tres datos:
a) Bianchi, cuya cualidad príncipe en su vida pública de ex jugador es la habilidad en la operación (negociación o gestión) respecto de los grupos y recursos humanos, deja saber a través de un vocero de su entorno que está dispuesto a volver al trabajo hacia mitad de este año.
b) Miguel Russo, uno de los primeros contactados desde la salida de Basile (parece sine qua non la condición de tener un presente promisorio), parece haber perdido espacio por la inmediatez de la situación acéfala teniendo en cuenta su contrato de cumplimiento vigente con San Lorenzo, dato que parece pesar en la decisión repasando la experiencia de Basile extirpado del banco de Boca.
c) Julio Grondona tardó dos meses en cerrar las negociaciones con Boca Júniors para llevar a Basile al banco de la selección argentina.
Conjugando e interpretando a la luz de los últimos meses albicelestes podemos inferir y también equivocarnos en que el cortocircuito entre Grondona y Basile producido antes de mitad de año ( y que desembocara en el inédito viaje de un seleccionador juvenil – Batista – a Beijing) fue colacionado públicamente por Carlos Bianchi, que la negociación entre la Afa, Boca y Basile pudo incluir puntos y/o compromisos que hoy se buscan evitar (léase Riquelme y la franca contradicción de convocar a jugadores en inactividad) y que “el capo” (Grondona) no sabe que hacer con la granada llamada Maradona.
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IMPERDIBLE:
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