RETROTAPA Nº9
40 años. Nada. De Verón a Verón. Nicanor Costa Méndez reclama el reconocimiento de la soberanía argentina sobre las islas Malvinas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Apolo VII en plena misión, Paulo VI contra la desobediencia católica, las tropas del Pacto de Varsovia se quedan en Praga, México celebra los XIX Juegos Olímpicos, Madero sobre Dennos Law, Pachamé sobre Kidd, Bilardo con Crerand y Togneri sobre Bobby Charlton.
16.08.1968, miércoles; no hay clases primarias ni secundarias en La Plata, un murmullo de radio se cuela entre las copas de los árboles, rebota en las diagonales, llena la tarde platense; José María Muñoz trae retazos de la noche de Old Trafford donde nació un silencio que se transformó en lágrimas.
Estudiantes ganó la ida en la Bombonera (25.09.68) pero el gol de Conigliaro tenía gusto a poco. Los mismos ingleses volvieron a casa con la satisfacción del deber cumplido como visitantes en un país tan ajeno. “Hasta ahora vamos ganando nosotros, queremos ver como nos ganan ellos”, dijo Zubeldía, el maestro del fútbol cerrojo.
A los seis minutos de juego un tiro libre, una comba al segundo palo y Verón, Juan Ramón “la bruja” Verón cabecea cruzado al gol.
Es de noche en las islas. Las mismas islas que saben de historia celta, desde las que los marineros partían de noche y sólo en la mágica noche, a la otra costa, al país de los muertos – acaso España – donde llegaban con un solo golpe de remo. Ese mismo viejo viento trajo aquella noche de miércoles desde Old Trafford un silencio sepulcral humedecido al rasar del océano y que al tocar tierra platense se convirtió en desgañitada locura; el grito del relator se hizo eco y el eco iluminado de La Plata golpeó en vértices y diagonales para multiplicarse y transformarse en lágrimas.
El asedio inglés es imaginable, la bravura y la presión de la caldera roja sin alambrados también, no menos la parcialidad del árbitro yugoslavo. Pero todo eso junto, bajo el inolvidable y unánime grito de recepción al pincha “animals, animals!, todo eso junto sólo pueden contarlo sus protagonistas.
Manchester empató pero el tiempo se le escurrió entre los pies. Un racimo de camisetas blancas se fundió en un íntimo abrazo, “Estudiantes champions of the World”, el grupo de “animals” argentinos que sólo jugaba a defenderse con garras y dientes se lleva el trofeo del mismo Old Trafford, las garras y los dientes de un león de coraje y milagros.
“Muñoz gritaba la hazaña máxima, un grupo de argentinos lloraba de emoción en el estadio y en el planeta no hubo una ciudad más feliz que La Plata”.
Hace 40 años.
Agradecemos a Ignacio (PALADAR PINCHA) por su colaboración.
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