Esa noche no jugaba Ricardo Bochini que se recuperaba de una lesión pero la popular de Independiente estaba tupida y presta a festejar lo que no podía ser sino un cómodo triunfo frente al All Boys que dirgía Carmelo Faraone. Sin embargo el clima se empezó a caldear a medida que la noche a complicar o viceversa. Porque el marcador no se abría (Outes sin Bochini era Out), porque cada fallo arbitral era protestado (dentro y fuera del campo), porque Manuel Koesseian (volante uruguayo de Independiente) chocó y cayó a al césped antes de ser retirado en camilla con doble fractura de tibia y peroné, porque en un tiro libre de 25 metros Insaurralde clavó el 0-1 para All Boys y porque Ricardo Bertolé (marcador de punta rojo) fue expulsado por siete fechas después de insultar al juez de línea Carlos Aranguren.
El entretiempo fue más caldo de cultivo. En el segundo tiempo Independiente salió con todo a buscar el empate pero a los 4 minutos Aranguren cae de rodillas al piso y al ver que no se levantaba, el árbitro Aldo Ottone suspendió provisionalmente el partido.
En los vestuarios de la cancha de Independiente (entonces la Doble Visera), Ottone escuchaba a su colega que no se sentía en condiciones de volver a la cancha porque el piedrazo que había recibido desde la tribuna le impedía mover su brazo izquierdo y le cortaba la respiración, diagnóstico confirmado por Luis Pintos, médico de All Boys.
A los gritos y como león enjaulado, el presidente de Independiente trataba de convencer al árbitro (y a los periodistas del diario La Razón) de que Aranguren no tenía problemas físicos más que el susto por el clima caliente del partido.
Ottone estaba en la encrucijada: suspender el adelantado de la 3º fecha del Metropolitano que se estaba transmitiendo en directo por canal 7 (aún en blanco y negro) o calmar y convencer a Aranguren mientras la gente y las cámaras esperaban en el estadio.
El árbitro no había tomado una decisión cuando el presidente de Independiente le acercó un teléfono diciendo que el presidente de la AFA, Alfredo Cantilo, quería hablar con él.
“Sorprendido, Ottone levantó el tubo… “¿Qué tal doctor Cantilo?”, abrió el juego. Tras breves diálogos de precalentamiento, el juez escuchó la orden intimidatoria desde el otro lado de la línea: “Debe continuar con el juego”. Pero la voz de mando que le exigía retornar al campo de juego no le resultaba totalmente familiar. “¿Y cómo sé que usted es el doctor Cantilo?”, le preguntó a su interlocutor. Y tras verbalizar la desconfianza que lo había asaltado, se le ocurrió disipar la duda con un llamado a la AFA. Colgó y enseguida discó los seis números necesarios para aclarar la situación: tal como había sospechado, las instrucciones provenían de un falso Cantilo.”
Cincuenta minutos esperó el público y la televisión para la sorpresa: los equipos y los árbitros salieron a la cancha a reanudar el juego. El Beto Outes consiguió un rebote y empató el partido pero a los cinco minutos otra piedra cayó cerca de Carlos Aranguren y Aldo Ottone suspendió definitivamente el partido.
Fue la noche del 11 de marzo de 1977 cuando Independiente todavía estaba presidido por Julio Humberto Grondona.
El entretiempo fue más caldo de cultivo. En el segundo tiempo Independiente salió con todo a buscar el empate pero a los 4 minutos Aranguren cae de rodillas al piso y al ver que no se levantaba, el árbitro Aldo Ottone suspendió provisionalmente el partido.
En los vestuarios de la cancha de Independiente (entonces la Doble Visera), Ottone escuchaba a su colega que no se sentía en condiciones de volver a la cancha porque el piedrazo que había recibido desde la tribuna le impedía mover su brazo izquierdo y le cortaba la respiración, diagnóstico confirmado por Luis Pintos, médico de All Boys.
A los gritos y como león enjaulado, el presidente de Independiente trataba de convencer al árbitro (y a los periodistas del diario La Razón) de que Aranguren no tenía problemas físicos más que el susto por el clima caliente del partido.
Ottone estaba en la encrucijada: suspender el adelantado de la 3º fecha del Metropolitano que se estaba transmitiendo en directo por canal 7 (aún en blanco y negro) o calmar y convencer a Aranguren mientras la gente y las cámaras esperaban en el estadio.
El árbitro no había tomado una decisión cuando el presidente de Independiente le acercó un teléfono diciendo que el presidente de la AFA, Alfredo Cantilo, quería hablar con él.
“Sorprendido, Ottone levantó el tubo… “¿Qué tal doctor Cantilo?”, abrió el juego. Tras breves diálogos de precalentamiento, el juez escuchó la orden intimidatoria desde el otro lado de la línea: “Debe continuar con el juego”. Pero la voz de mando que le exigía retornar al campo de juego no le resultaba totalmente familiar. “¿Y cómo sé que usted es el doctor Cantilo?”, le preguntó a su interlocutor. Y tras verbalizar la desconfianza que lo había asaltado, se le ocurrió disipar la duda con un llamado a la AFA. Colgó y enseguida discó los seis números necesarios para aclarar la situación: tal como había sospechado, las instrucciones provenían de un falso Cantilo.”
Cincuenta minutos esperó el público y la televisión para la sorpresa: los equipos y los árbitros salieron a la cancha a reanudar el juego. El Beto Outes consiguió un rebote y empató el partido pero a los cinco minutos otra piedra cayó cerca de Carlos Aranguren y Aldo Ottone suspendió definitivamente el partido.
Fue la noche del 11 de marzo de 1977 cuando Independiente todavía estaba presidido por Julio Humberto Grondona.
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