Tuesday, April 15, 2008

Franco Sosa y el Gauchito Gil para Rácing.


El santoral profano argentino se viste de fiesta todos los 8 de febrero, día en que se va a saludar al Gauchito Gil, Antonio Mamerto Gil Nuñez, hombre de Mercedes, provincia de Corrientes, nacido alrededor de 1847 y que viviera los tiempos de Chacho Peñaloza, Facundo Quiroga y la guerra del Paraguay. Liberales y autonomistas, celestes y colorados, se enfrentaban a diario en la intemperie correntina y los coroneles conminaban a todos alistarse. Las batallas de Ifran y Cañada del tabaco dejaron un tendal y, para entonces, el Gauchito ya había desertado del llamado del coronel celeste Juan de la Cruz Salazar. Huyó al monte y subsistió rodeando los destacamentos, robando y compartiendo botines con los pobres que le daban cabida. Fue capturado o se presentó por voluntad propia cuando fue enviado a Goya, lugar de juicio adonde nunca llegaban los acusados. Allí se esperaba su orden de perdón avalada por el coronel guaraní Velásquez y 20 firmas provenientes de Mercedes. Pero en viaje a Goya, una legua al norte de Mercedes, los tres soldados, el sargento y el prisionero Gil hicieron un alto en el camino.
No me maten, la orden de mi perdón está en camino - pidió en vano el Gauchito – vos me estás por degollar, pero te digo algo más: cuando llegues esta noche a Mercedes, junto con la orden de mi perdón, te van a informar que tu hijo se está muriendo de mala enfermedad y, como vas a derramar sangre inocente, invócame por la vida de tu hijo porque sabido es que la sangre del inocente suele servir para hacer milagros”.
Y así fue. El Gauchito, hombre muy querido en su pueblo, fue colgado de los pies y degollado (castigo de los desertores) con su propio cuchillo. El sargento encontró moribundo a su hijo y después de invocar a su víctima vio el milagro de su curación.
Santo distinguido de las clases humildes y muy conocido en las provincia norteñas argentinas, el Gauchito Gil tiene su templo de construcción espontánea y aditiva en la propia Mercedes, donde predomina el rojo y donde ahora también está, entre tantas ofrendas, la camiseta de Rácing de Franco Sosa. que hiciera posible la primera victoria de la Academia en el torneo.

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