24.06.2011 - En línea con la UE (Unión Europea) que extorsiona al gobierno de Grecia, la UEFA arremete contra la Federación Helénica de Fútbol y destapa una red de apuestas y arreglos de partidos que hizo explosión.
Ni uno ni otro tópico son ajenos a nuestros oídos (argentinos). Incluso economistas argentinos (Eduardo Levy Yeyati y Alan Cibilis) fueron invitados a debatir por The New York Times a raíz del default argentino de 2001.
El primer programa de captura de recursos que fue la condición de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para inyectar €110.000 millones en 2010 (obviamente) fracasó: con una deuda de €330.000 millones, Grecia está otra vez al borde de la bancarrota un año después del primer rescate.
Así las cosas, ahora el FMI (asociado con la UE y el Banco Central Europeo –BCE-, le propone lo mismo a Grecia por otros €90.000. A cambio, el gobierno “socialista” de Georgios Papendreu deberá reducir drásticamente los empleos públicos en un país donde se prevé para fines de año una tasa de desocupación del 25%, subir los impuestos, recortar las pensiones y eliminar derechos sociales y laborales, además de poner en marcha un plan de privatizaciones (a razón de 1 cada 10 días) que implica para el Estado deshacerse de la telefónica, el correo, los puertos y las empresas de agua. Lo único que se salvaría sería la Acrópolis, porque en los planes se incluyen hasta la venta de sus famosas islas.
Las medidas (elaboradas por el gobierno en conjunto con los organismos internacionales) serán votadas por el congreso griego en estas semanas y contemplan un aumento del 10% a la tasa de circulación (gravamen sobre los vehículos), una tasa adicional de entre €100 y 300 anuales para los trabajadores autónomos, un aumento del 5% para el impuesto al combustible de calefacción, un recorte de 10% a los sueldos superiores a €1700, la eliminación de los pagos suplementarios de los empleados públicos, la reducción (drástica) del plantel de empleados públicos, el cierre de numerosas instituciones estatales (entre ellas algunas tan particulares como la de la “potenciación del desarrollo”). A esto, los organismos internacionales le llaman “impuesto de solidaridad”.
El fútbol griego (también) acaba de explotar. Las 93.000 páginas de un expediente judicial elaborado por UEFA que afectan a 85 personas sospechadas de arreglar resultados en combinación con apostadores llegó ayer a Atenas.
El informe (iniciado en 2009) que cuenta sobre 41 partidos (especialmente de la 2º Divsión), extorsiones, jugadores, presidentes y apuestas mayores a €15.000, conmina a la participación del “socialista” gobierno griego y a su policía a iniciar las investigaciones y detener a los acusados.
La fiscal del tribunal de primera instancia, Popi Papandréu, hizo pública en Atenas la identidad de 15 sospechosos de fraude en partidos de Primera y Segunda división, de los cuales 10 ya fueron detenidos y comparecieron como acusados de estar involucrados en apuestas fraudulentas, blanqueo de dinero, amenazas y (hasta) posesión de armas, entre ellos: Ajiléas Béo (1º accionista del Olimpiakos de Vólos), Stávro Psomiadis (presidente del Kavála), Nikos Pantéli (1º accionista del Iliupolis), su gerente Athanasios Dotsi y los corredores de apuestas Niko Karagulia y Andrea Dimopulo.
Trágicos los vientos griegos, máxime si tenemos en cuenta que el pánico a un posible pozo mucho mayor al que ocasionó Lehman Brothers en 2008 cuando quebró y puso a temblar a todo el sistema financiero.
Para nosotros (argentinos), el discurso es conocido. No sólo el ex árbitro Javier Ruiz habló de amaños y reuniones. Palabras más o menos, el mismo tono catastrofista de cuando Argentina dejó de pagar y decidió rechazar la acostumbrada extorsión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ofrece la zanahoria del rescate siempre y cuando se adopte una rígida política recesiva, los famosos ajustes que se traducen en desocupación, bajas de salarios y desaparición de beneficios. Es decir, la idea era que nos ajustáramos aun más los cinturones para que, gracias a esos ahorros, los bancos pudieran cobrar los bonos de la deuda con los que venían especulando y sacando jugosos dividendos.
Ahora la UEFA sostiene que la Federación Helénica de Fútbol debe corregir su rumbo y la llamada “troika” –FMI, UE y BCE– sostiene que Grecia manejó mal sus finanzas y que llegó la hora de hacer “sacrificios” para salvar al país de la bancarrota. Sin embargo, el argumento, calcado del que se usó tantas veces con América Latina, no resiste el más mínimo análisis.
El problema planteado por la todavía eventual cesación de pagos de Grecia es en realidad de los bancos, en particular de los alemanes y franceses, que tienen en su haber poco más del 80% de la deuda pública griega. En otros términos, lo que se presenta como una “ayuda” para el pueblo griego es en realidad una forma de evitar una crisis de grandes proporciones de la gran banca europea, poseedora de la mayoría de los bonos públicos del Estado griego (no en vano Wall Street festeja el acuerdo de Papandreu).
Visto así, Grecia tendría ante sí una buena oportunidad para sentarse a renegociar su deuda, dado que podría arrancarle concesiones a la banca bajo la amenaza de declararse en bancarrota. La decisión, en definitiva, es política. Papandreu, hasta ahora, se ha subordinado sin chistar a los deseos de la “troika”. Pero si quisiera realmente comenzar a levantar a su país, tiene en sus manos un arma poderosa e incluso un ejemplo a seguir, el de Argentina, a quién sí le falta revisar sobre su Asociación de Fútbol.
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