Saturday, July 25, 2009

Ushuaia: fútbol en el fin del mundo.

Ushuaia es la ciudad más austral del mundo. Nunca tuvo un futbolista famoso, ninguno de sus clubes compitió jamás en la máxima categoría, pero esta ciudad argentina tiene una grandísima pasión por el fútbol.

[Pablo Aro Geraldes]

A 3.040 kilómetros al sur de Buenos Aires, la capital argentina, se encuentra Ushuaia, la ciudad más austral del planeta. A menos de mil kilómetros de la Antártida, es fácil imaginar la crudeza del invierno y el valor de los hombres y mujeres que conforman la creciente población de 70 mil habitantes.

Lo que es difícil de imaginar es que a orillas del Canal de Beagle, con temperaturas que llegan a los –20ºC, se pueda jugar al fútbol. La respuesta es sí, se puede. Se puede y se disfruta, se vive con la misma pasión que en el resto de la Argentina. Durante el verano del hemisferio sur, en la ciudad amanece antes de las 4.00 y el Sol recién se despide pasadas las 23.00. Con esta gran cantidad de luz y un termómetro que llega a marcar 18ºC, un partido de fútbol es la excusa obligada para compartir momentos con amigos.

Todos quieren jugar, pero hay un problema: en Ushuaia hay varias canchas de futsal (de dimensiones oficiales o no) que se alquilan por hora, pero encontrar un turno libre es casi imposible, siempre hay partidos. Las que están a la intemperie ven rodar el balón desde el amanecer hasta el crepúsculo, las que están bajo techo tienen una actividad casi permanente. “Hace unos meses se hizo un registro y hay más de 350 equipos”, explica Jorge Garramuño, intendente de la ciudad. Y detalla: “Si lo multiplicamos por 11 y le sumamos a los veteranos, las mujeres y los niños de edad escolar que lo practican semana a semana, llegamos a la conclusión que el 10% de la población de Ushuaia juega al fútbol”.

La Federación Ushuaiense de Fútbol está por afiliar su liga a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y la participación en diferentes niveles del balompié nacional incrementaría aún más el entusiasmo de los pobladores. Durante el verano, las calles de la ciudad son un crisol cosmopolita: los cruceros que cruzan el Cabo de Hornos traen a miles de visitantes de las más variadas geografías: Japón, Alemania, Estados Unidos, Australia, Francia, Israel... todos se entremezclan en una población de apellidos balcánicos, vascos, alemanes e italianos. Además de las canchas, los bares son testigos del calor que enciende la pelota: los sábados los visitantes ingleses pueden seguir la Premier League en alguno de los tradicionales pubs. Los miércoles, las pantallas se rodean de fanáticos que comentan la UEFA Champions League con el mismo conocimiento que en cualquier lugar de Europa. Y si el calendario indica que ese domingo chocan Boca Juniors y River Plate, Ushuaia se paraliza para mirar el gran derby argentino.
NO SE SUSPENDE
El poco césped que crece en el extremo meridional de América dura muy poco. Las canchas son prácticamente un rectángulo de tierra, piedras y barro... menos una. El estadio del Polideportivo Municipal ostenta desde el año pasado un verde inigualable. “Las piedras, nunca más. Desde que se hizo el césped sintético, la cancha está ocupada al 100%”, comenta el intendente Garramuño, también apasionado por el fútbol. Orgulloso de escenario más austral del mundo, el alcalde se entusiasma en graficar la situación: “La gente que no es de aquí podría creer que la cancha se usa solamente cuando las condiciones climáticas ‘lo permiten’. Pero no es así, si fuese por el clima, nunca se podría jugar: la pasión de los ushuaienses por el fútbol desafía el viento, la lluvia y la nieve”.

Con el imponente marco de las últimas elevaciones de la Cordillera de los Andes, el estadio puede albergar a tres mil aficionados. Pero con o sin público en la tribuna, siempre rueda una pelota, gracias a la carpeta artificial. Antes de la remodelación, la municipalidad investigó todas las alternativas de sembrar hierba: “Trajimos al canchero de Boca, quien mantiene uno de los mejores céspedes del país. Hizo todos los cálculos de semillas, riego, drenajes... y llegó a la conclusión de que la cancha se podría utilizar para tres partidos a la semana”, reconoce el intendente. Las ventajas del césped artificial son evidentes y todos las agradecen. “Las áreas cercanas a los arcos son las de mayor desgaste. El día que necesitemos remplazarlas, se corta el rectángulo dañado y se sustituye por uno nuevo en unas horas”, anticipa Garramuño. El fútbol no se para.

DÍAS INOLVIDABLES
Por diferentes motivos, la joven cancha ya vivió dos días de onda emoción. El primero fue el de su inauguración: la Selección Argentina Sub 20, actual campeona del mundo, estrenó el césped enfrentando al Seleccionado de la liga local. El entrenador Francisco Ferraro elogió el campo de juego y se animó a compararlo al utilizado en Finlandia en ocasión de la Copa Mundial Sub 17 de la FIFA. Con la única tribuna colmada, Argentina venció 3-0, con varios de los jugadores que julio estarán en el Mundial de Canadá.

La segunda tarde inolvidable fue la del pasado 2 de abril, cuando se cumplieron 25 años de la recuperación de las Islas Malvinas por la fuerzas armadas argentinas, lo que dio origen a una corta pero dolorosa guerra. Ushuaia es la capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Entre estas últimas se encuentran las Malvinas, en poder de Gran Bretaña y cuya soberanía es reclamada por Argentina. En el marco de las conmemoraciones, se realizó la ‘Bienal de Arte del fin del mundo’ que incluyó una performance muy especial: un partido de fútbol ideado por el artista Jorge Orta en el que se enfrentaron un equipo con la camiseta argentina en el pecho y la inglesa en la espalda, y otro invertido. Se pasaban indistintamente el balón y todos, los 22, celebraban los goles marcados en cualquiera de los arcos. Lejos de las polémicas, otra vez el fútbol fue un punto de encuentro.

Para alegría de los habitantes de Tierra del Fuego, el estadio crecerá. “En los próximos meses incorporaremos la iluminación”, detalla el intendente de Ushuaia. La luz será vital para el invierno, cuando amanece a las 9.30 y el Sol se oculta a las 15.00. El uso será full time en las heladas noches. Además se empezará a construir una nueva tribuna. Esto entusiasma sobremanera a quienes juegan en el estadio más austral del planeta. No solamente porque ampliará la capacidad y más espectadores podrán seguir los partidos, sino que será una nueva barrera contra los vientos antárticos que soplan desde el Cabo de Hornos, el pasaje inmortalizado por Julio Verne en “El faro del fin del mundo” y tantas otras novelas e historias.

ESPERANDO A DIEGO
Con un uso súper intensivo de su única cancha de césped sintético, la municipalidad ya estudia la construcción de una segunda. Carlos Bilardo, entrenador campeón mundial con Argentina en 1986, tiene un proyecto para instalar una de sus escuelas de fútbol en Ushuaia. En la jefatura comunal, la mayoría está a favor de cederle un terreno.

“Aquí no se beneficia solamente la liga o un puñado de equipos, la cancha es utilizada por toda la comunidad”, puntualiza Garramuño. La fiebre del fútbol mantiene caliente el aire de Ushuaia, aún cuando en los últimos días del verano la columna de mercurio no llegue ni siquiera a 0ºC. Juegan los más chicos, los veteranos, los torneos vecinales, sindicales... todos.

Mientras Diego Maradona sigue internado en una clínica de Buenos Aires, ‘Cocol’ Gómez Espinosa, el referente del deporte en la ciudad, recorre sin cansancio los tres días de automóvil que separan a Ushuaia de la capital. Va y viene, en busca de apoyo para su proyecto: hacer de la ciudad más austral de la Tierra, la primera que le levante una estatua al ex futbolista argentino. “Ya está la ordenanza municipal que reserva el lugar, frente al puerto, para poner el monumento. El boulevard llevará el nombre de Diego”, sueña ‘Cocol’ mientras enseña la maqueta en escala. Espera que Maradona se recupere pronto, para invitarlo a Ushuaia, donde nunca estuvo, y pueda cortar las cintas de inauguración. Mientras, turistas y lugareños quieren sacarse una foto con la pequeña estatuilla, su atractivo es incontenible.

Ushuaia nunca tuvo un futbolista famoso. Ninguno de sus clubes compitió jamás en el alto nivel. A la vista de la pasión de su gente, está claro que el amor por el fútbol llega hasta el fin del mundo.

Situada en la isla de Tierra del Fuego, a 54º 46’ latitud sur, Ushuaia es la ciudad más austral del mundo. Su nombre derivado de la lengua Yamana y significa “bahía que penetra hacia el poniente”.
Su privilegiada ubicación geográfica la convirtió en la puerta de entrada natural a la Antártida. Desde sus orillas se puede navegar hasta el Océano Atlántico, hasta el Océano Pacífico y hacia el mítico Cabo de Hornos, sepultura de cientos de barcos que desafiaron sus gigantescas olas. Antes de que se abriese el Canal de Panamá, ese era el paso obligado entre los dos océanos.
Tierra del Fuego, y en especial Ushuaia, siempre estuvieron relacionadas a las exploraciones antárticas. Tanto como puerto de recala para obtener suministros de carbón y alimentos frescos, como desde 1902, por el apoyo científico y a la navegación que brindaba el Observatorio Magnético y Faro del Fin del Mundo: la última luz que los navegantes veían en el mar austral antes de sumergirse en la oscuridad de las largas noches antárticas.
Ubicada a orillas del Canal Beagle, con la cadena montañosa Martial a sus espaldas, 
Ushuaia es verdaderamente pintoresca, rodeada de una naturaleza completamente virgen y paisajes imponentes a apenas unos minutos del pequeño pero creciente centro urbano. Con 70 mil habitantes es hoy un polo de atracción para el turismo internacional, especialmente entre diciembre y febrero, cuando recalan en su puerto decenas de cruceros internacionales. Igualmente, las temperaturas bajo cero del invierno no espantan a los visitantes que recorren su bello entorno, especialmente el Parque Nacional Tierra del Fuego, y practican el ascenso al Glaciar Martial o la navegación por el Beagle.

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