Thursday, January 17, 2008

Independiente modelo 08.


El nuevo estadio avanza; durante los días de 42º de sensación térmica que convirtieron a Buenos Aires en un horno, se terminó la bandeja Arsenio Erico. Pretende mantenerse el número de profesionales de la plantilla que está de pretemporada en Mar del Plata. Se abren las puertas para el regreso del lesionado Gioda. Se está liberando el cupo de extranjeros para las posibles y más conflictivas llegadas de Suazo y Grisales que se sumarían a la ya concretada transferencia de Damián Ledesma desde Rosario Central (24 años, 79 kg, en 1.81m. y 79 partidos en primera división como marcador central y, eventualmente como volante). Los cupos dejados vacantes por el paraguayo Carlos Báez (transferido a Arsenal) y el colombiano José Moreno quedan a la espera de revisiones, firmas y acuerdos que se tornan cada vez más extensos y detalladamente pautados.

Durante el último torneo, en los vestuarios de Independiente corrieron ecos de la palabra campeón. Porque arrancaron el Apertura poniendo primera antes que los demás, incluso que Lanús (5-3) y supieron comandar la primera mitad del transcurso. El tiempo y el juego demostraron que la importancia de las rachas trasciende a la inercia de un buen comienzo. No podemos hablar de continuidad ni de proceso en un campeonato de 19 fechas con equipos de novedades crónicas. El torneo se va haciendo al andar y así, de este modo, en semejante irregularidad, cobra importancia el más mínimo detalle que puede ser, en algún momento oportuno, el quiebre hacia el cielo o hacia el infierno.

Cierta inquietud de Ricardo Bochini y sus admiradores fue atenuada mediante la ordenanza 20.142/07 a través de la que se cambia el nombre de la calle “Cordero” por “Ricardo Enrique Bochini”. El ídolo (638 partidos locales, 77 internacionales y 14 títulos con el club) que no disimuló su sorpresiva desazón al no bautizarse el nuevo estadio de Independiente con su nombre, recibe así un homenaje permanente gracias a la idea de dos socios Jorge Alonso y Javier Cantero, para que el estadio “Libertadores de América” se ubique en la intersección de las calles Alsina y Bochini; más precisamente en Bochini 751.

El inicio anual de Independiente, sin cuentas desmedidas ni rescisiones, con elegidas búsquedas, homenajes cumplidos y una bandeja terminada, aparece como uno de los más coherentes y no menos dignos de la temporada. Sólo preguntaría a la hermana de Bochini (“mi hermano dio todo por Independiente”) si Independiente no dio nada por el Bocha y a Fernando Felicevich (representante) por qué Suazo, de Monterrey, hace las valijas para el sur argentino y no para el este europeo.

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