Thursday, January 24, 2008

Borges y el fútbol.

Pocos encuentros generan animosidades y tensiones como un Argentina - Inglaterra. Y digo encuentro porque esas citas suelen trascender el partido de fútbol: un encuentro de identidades e idiosincrasias dispares donde la historia parece reavivarse de la mano del calor humano. Es asunto sociológico el caso de una hipótesis en la que puedo sostener que aunque el conocimiento de la historia de las naciones de quienes participan del partido (sea en vivo o por TV) no alcanzase para asumir o aprehender los lazos de íntima relación que hubo entre ambos países (o entre personajes de ambos pueblos), el sentimiento de rechazo, casi rencor o enemistad mutua subyace tan marcado en las parcialidades como si de un carácter hereditario se tratara. Muchos dan el inicio de esta rivalidad “futbolística” en el año 1966. Pero si hurgamos acaso encontremos hallazgos de una semilla que se me ocurre no remota pero sí bastante más antigua y cuyo fruto, aún hoy, no deja de desarrollarse. Tierras lejanas de hombres que supieron interceptarse; de unas, los creadores del fútbol moderno; de otras, el mejor jugador de la historia. Inauguramos “VERSUS”, un apartado que interpela e indaga en las bases de esas puntas de icebergs que fueron, son y serán nada más ni nada menos que partidos de fútbol.

"El fútbol despierta las peores pasiones. Despierta sobre todo lo que es peor en estos tiempos, que es el nacionalismo referido al deporte, porque la gente cree que va a ver un deporte, pero no es así".

Si no las mejores, Borges, junto a Sarmiento y Cortázar, dio de las mejores letras argentinas y en español. Es difícil, antes y después, encontrar hombres que dominen el arte de armonizar la combinación de las palabras con la sapiencia del argentino; la economía y la exactitud significante, sin perder en ningún momento el sonido de las palabras, junto con la temática desarrollada en su obra hacen de su literatura un suceso internacional en el que supieron basarse los más grandes filósofos, entre otros, del siglo XX (la historia del Premio Nobel que nunca le fue adjudicado excede nuestro espacio).

Supo especular sobre el tiempo, los espejos, la unanimidad, la universalidad y retratar el espíritu porteño como ninguno. Sin embargo Borges, el mejor escritor que diera estas tierras (no deja de ser una opinión), es también el más inglés de los escritores argentinos. No sólo por el espíritu escéptico que le llega de la tradición filosófica inglesa: el punto de Borges puede unirse al de William James (fundador de la escuela filosófica pragmàtica) para sugerir una línea que regresa por Hume, Berkeley (sobretodo a su idealismo), Locke, Bacon y Occam. No sólo recuerda con especial agrado “la biblioteca inglesa de mi padre” sino también el hecho de que en su juventud la mayor parte de sus lecturas privadas “las hacía en inglés”. Durante su estancia en Suiza supo leer, entre otros, a Thomas de Quincey, Chesterton, Stevenson, Kipling y a Whitman. Dice Borges que la poesía le llegó “en inglés, a través de Shelley, Keats, Fitzgerald y Swinburne” y llegará a afirmar que Inglaterra es “el más literario de los países.”

En 1969, la Universidad de Oxford le confirió el título de Doctor Honoris Causa. Entonces fue entrevistado por el periodista y traductor británico Noel Clark para el Servicio Latinoamericano de la BBC.:
“Además, yo estuve una vez en Oxford, creo que pasé una noche allí, hará bastantes años, pero, de algún modo, puedo decir que siempre estuve en Oxford y, con más certidumbre, que siempre estuve en Inglaterra, no sólo por alguna sangre inglesa que tengo, sino porque casi todo lo que yo he leído, lo he leído en inglés.”

El más inglés de los escritores argentinos: “mis amigos me dicen que hay algo inglés, algo espontánea y no deliberadamente inglés, en mi manera de escribir en español...y si mis amigos tienen razón, yo tengo una razón más para sentir gratitud por Inglaterra. Inglaterra que hizo tanto para mí y que hizo tanto por el mundo, digámoslo así.”

Entre tantos y unánimes favores británicos que encontrara recibidos por el mundo, Borges supo hallar un detestable legado inglés (y creo que es sólo uno) que mereció una de sus críticas más lapidarias:

“Es raro que Inglaterra – que yo quiero tanto – suscite en el mundo, y sin embargo no se emplee contra Inglaterra un argumento que podría emplearse: es el de haber llenado el mundo de deportes estúpidos. Es raro que personas que no quieren a Inglaterra no le echen en cara haber llenado el mundo de cricket, de golf – aunque el golf es escocés - y de fútbol.”

“ El fútbol es uno de los mayores crímenes de Inglaterra".

Cuenta Valdano en sus cuadernos que en el tiempo de su fútbol, cuando moría Borges, "los objetivos de gran nivel competitivo, que hacen irremediables las largas concentraciones provocan hastío. Hay que sobrevivir a largos aburrimientos y la sobredosis futbolística termina siendo dañina para la salud mental. Se disecciona el partido anterior, se sueña el siguiente, se entrena, se ven vídeos de fútbol, se leen crónicas de fútbol y te rodean cientos de personas que sólo saben hablar de fútbol. Fútbol, fútbol, fútbol... De la intoxicación sólo se sale jugando el partido, curiosamente, la única tregua ante tanto fútbol...

... Cierta vez un entrenador al que le voy a perdonar el nombre (Bilardo?), me descubrió con un libro: ¿Qué lees? - me preguntó. A Mario Benedetti. ¿Y para qué? Para olvidarme del fútbol. No te tienes que olvidar. Es que si pienso todo el día en lo mismo termino nervioso. Tienes que estar nervioso. Voy a terminar enfermo. Te tienes que enfermar.
Lo que teníamos, como pueden ver, eran diferencias de criterio sobre la mejor manera de consumir la espera entre partidos: lo que yo entendía como un problema, él lo veía como una solución".

¿Cómo entiende Bilardo al jugador? ¿Cómo entiende Borges el fútbol? En 1978, a modo de protesta por el campeonato de fútbol que se estaba realizando en Argentina, Borges ( “el fútbol es popular porque la estupidez es popular” ), optó por una sutil forma de despreciar y burlarse del fútbol y sus seguidores: el mismo día y a la misma hora en que la selección argentina debutaba en la Copa del Mundo, dictó una conferencia sobre el tema de la inmortalidad.

¿Cómo recibe el argentino que ve espejados en el espíritu inglés las olas de la piratería, la prepotencia de la usurpación y los beneméritos modos del padre de la criatura (EE.UU) una afirmación de este tenor? No valen aquí – y creo que en pocos lugares – las generalizaciones, pero debe reconocerse la existencia de un número no menor de argentinos que tienen un imaginario armado según aquella base. El nombre de Borges mismo, como el de Maradona, suele despuntar polémica según el ámbito en el que se lo mencione tanto en Inglaterra como en Argentina. Bueno sería que habláramos de Borges en cuanto a literatura y de Maradona en cuanto a fútbol pero como escribiera Maquiavelo – sobre lo que realmente hacen los hombres y no sobre lo que debieran hacer – sabemos que no es así.

"El fútbol es feo estéticamente. Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos".






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