"Pero si no hay en tí lo que ahora más que nunca tengo las mayores razones para creer que posees - quiero decir resolución, arrojo y denuedo -, muéstralo esta noche..." (Alférez Iago al hidalgo veneciano Rodrigo, en Otelo, el moro de Venecia).
Finalmente Daniel Passarella salió a conferencia de prensa a ser devorado por la prensa que quiso, esperó y logró grabar y transcribir su tan aclamada renuncia.
Existen otros blogs y otros espacios que cubren el costado prostitutivo de la cuestión. Aquí diremos que el ciclo estaba agotado desde hace tiempo, que una sequía de 4 años sin título alguno en Ríver es la tercera racha negra de su historia y que la sangría económica resultante es considerable. Notemos que hubo compromiso con el trabajo, contrataciones sustanciosas, aciertos, errores y una cuota de mala suerte que no condujeron a buen puerto. Que hubo cierta prolijidad (acaso por el año agitado de Aguilar) en cuanto al cumplimiento de los plazos establecidos (algo inusual en el fútbol argentino) y un cumplimineto de palabra (más inusual).
La noche de Arsenal fue la última de Passarella. Digamos que no le faltaron ni resolución ni arrojo ni denuedo. Sus búsquedas, estrategias y planeamientos así lo demostraron. Pero el kaiser no jugó, jugaron los jugadores. Acaso el error más crítico y reiterado de Passarella sea la eliminación de líderes en sus equipos. Y se sabe que en todo equipo que se precie de campeón nunca faltaron los líderes que con resolución, arrojo y denuedo empujan a ganar los torneos.
Finalmente Daniel Passarella salió a conferencia de prensa a ser devorado por la prensa que quiso, esperó y logró grabar y transcribir su tan aclamada renuncia.
Existen otros blogs y otros espacios que cubren el costado prostitutivo de la cuestión. Aquí diremos que el ciclo estaba agotado desde hace tiempo, que una sequía de 4 años sin título alguno en Ríver es la tercera racha negra de su historia y que la sangría económica resultante es considerable. Notemos que hubo compromiso con el trabajo, contrataciones sustanciosas, aciertos, errores y una cuota de mala suerte que no condujeron a buen puerto. Que hubo cierta prolijidad (acaso por el año agitado de Aguilar) en cuanto al cumplimiento de los plazos establecidos (algo inusual en el fútbol argentino) y un cumplimineto de palabra (más inusual).
La noche de Arsenal fue la última de Passarella. Digamos que no le faltaron ni resolución ni arrojo ni denuedo. Sus búsquedas, estrategias y planeamientos así lo demostraron. Pero el kaiser no jugó, jugaron los jugadores. Acaso el error más crítico y reiterado de Passarella sea la eliminación de líderes en sus equipos. Y se sabe que en todo equipo que se precie de campeón nunca faltaron los líderes que con resolución, arrojo y denuedo empujan a ganar los torneos.
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