El día de ayer jugamos un partido en “La Candela”. No fue la primera vez pero sí la vez en que mereció un post. No porque haya errado un penal (lo quise cruzar y la tiré afuera), sino por algo más grande.
Hace más de 20 años que el barrio Gral. San Martín del partido de San Justo (Provincia de Buenos Aires) dejó de ver los distinguidos autos que entraban y salían entre aguantes y aplausos. Hugo Gatti, Roberto Mouzo, Silvio Marzolini, Oscar Ruggeri, el chino Benítez, Mario Zanabria, Toti Veglio, Ernesto Mastrángelo, Alberto Tarantini y otras figuras xeneizes transitaban la cuadra y media (entonces sin lomos de burro) que separaba el predio de La Candela, coronado con su famoso tanque boquense, del Camino de Cintura (se entraba y salía por el mismo acceso – la calle Triunvirato - ya que más allá de La Candela, Triunvirato continuaba como calle de tierra hasta bien entrada la década del 90).
El viejo Argento nos cuenta que Gatti era el más metido en los asuntos del asado, que “venía, miraba, picaba y se iba… que le gustaban jugosos… que besaba el vino entre entrenamientos y que era reacio a tomar los cócteles que recomendaba el Toto Lorenzo”. Entonces La Candela era un lujo, las habitaciones y los servicios eran de primer nivel, un campo de entrenamiento a la altura que Boca Júniors requería.
Largos años y varias concesiones (algunos sindicatos) pasaron desde que Boca se desprendiera de los terrenos. Años de pastos largos, vidrios rotos y pizarras desprendidas. Apenas se mantuvo la cancha principal por unos picados barriales que pagaban en más asados y cervezas.
Y ahora La Candela parece revivir bajo la tutela del Centro de Alto Rendimiento Deportivo. Bajo el mismo tanque boquense se rehabilitaron las otras dos canchas reglamentarias, se reciclaron las instalaciones y se abrieron un gimnasio isokinético, un espacio cubierto con pasto sintético de última generación y corredores de arena para trabajos de potencia.
La noticia corrió como reguero por los pasillos de los clubes argentinos. Allí entrenan ocho categorías de jugadores (unos 200 chicos, en su mayoría de entre 10 y 15 años).
En los días en que a Joan Laporta, presidente del Barcelona F.C, se lo ha visto por Buenos Aires (llegó para la despedida de Mauricio Macri de la presidencia de Boca Júniors) el rumor cobró certeza.
Los chicos y las señoras del Barrio Gral. San Martín lindan con una Candela remozada de verdes céspedes regados, acogedores jardines y el mismo tanque boquense: ahora pueden vivar a futuras y presuntas estrellas globalizadas.
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