En una tarde de perros, con una lluvia que de pegagosa devino en copiosa, el Pipi Romagnoli debutó en su vuelta a San Lorenzo para ponerle buena cara al mal tiempo, remontar un 0-2 en el Nuevo Gasómetro y demostrar, una vez más, que el fútbol es un estado de ánimo.Estudiantes (mix de suplentes) jugaba mejor porque peor que San Lorenzo no se podía jugar. Mandaba en el juego y el blando terreno. Regulaba, de buen ánimo, pero no llegaba con riesgo. Sólo circulaba la pelota entre la confusión azulgrana y mojó en dos pelotas paradas: un penal a Boselli y un tiro libre del manual anguloso de Benítez.
El Cholo Simeone hizo los cambios en el segundo tiempo, cuando el pincha pareció decidirse a mantener el status: entró el Pipi Romagnoli y el pibe González que anotaron el empate y se quedaron en la puerta de ganarle a un desconcertado Estudiantes.
Como boxeador grogui de película "B" que se levanta a minutos del final, el Pipi y la gente cambiaron el ánimo cuervo: entonces San Lorenzo jugó como Estudiantes y Estudiantes como el San Lorenzo inicial.
Bienvenido Pipi, pinceladas diferentes que escasean por estas pampas son un recreo a la vista.
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