Invitados por Eduardo Cantaro, estuvimos en la 1º Jornada de Historiadores del Fútbol (Salón San Martín de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires), organizada por el Diputado Raúl Puy (Presidente Comisión Deporte y Turismo).
En un encuentro de atmósfera revisionista y no menos correctora (y donde al café le faltaba algo de azúcar) pudimos charlar con algunos de los disertantes y escuchar interesantes ponencias en las 3º y 4º mesas “Fútbol argentino: del ascenso a la primera división” y “Competencias internacionales: el mundo en juego” a las que no le faltaron datos curiosos, anecdóticos y más o menos conocidos no faltos de purismo y exactitud según avalan los trabajos de respaldo.
Acercando un panorama historiográfico y mostrando el hilo conductor que llega a hoy, Oscar Barnade mostró por qué tenemos cinco categorías en nuestro fútbol argentino (donde existen 218 ligas de interior)… poniendo en claro que el primer ascenso profesional fue logrado por Almagro en 1937 y que desde 1979 (asunción de Grondona en AFA) no se aceptaron más afiliaciones salvo Deportivo Español (con otro nombre) y otras pequeñas ventanas de resolución compleja…
Allá lejos (1907), por ejemplo, de 35 postulantes de afiliación, la Liga Porteña acepta sólo a 11 (luego 12), rechazando a 24 equipos entre los cuales se encuentra Rácing. La cantidad de quejas sobre los incidentes y las agresiones recibidas por los equipos que llegaban de visita a Avellaneda fue una razón valedera que, no obstante, fue apelada por el club que invitó al Comisario de Avellaneda a escribir una carta a la Liga ofreciendo las garantías necesarias para el desarrollo ordenado de los espectáculos deportivos.
Tiempos en que el periodismo aparecía como “rector” indicando que “los partidos se ganan en la cancha” cuando Boca, que jugaba finales con Rácing (1910) tomó la costumbre de protestar los partidos que perdía o empataba (después de perder con Sarmiento de Junín se tomaron el trabajo de medir las dimensiones del campo de juego para elevar la protesta “reglamentaria” correspondiente).
Marcelo Baffa (radio La Red) recordó muchos extranjeros que pasaron por nuestro fútbol sin dejar de mencionar los uruguayos de Independiente, Antonio Alzamendi de cabo de policía a campeón intercontinental, Severino Varela (ídolo y goleador del Boca del 40) que dudaba de firmar contrato por no perder su empleo en la compañía estatal de energía de su Uruguay y Walter Gómez, ídolo riverplatense que terminó sus días cuidando coches en los alrededores del Monumental.
Ricardo Gorosito (CIHF) se remontó a los orígenes de la selección argentina citando el primer antecedente en 1889, cuando la Reina Victoria cumplía 70 años y el Montevideo Cricket Club invitaba a su par porteño a un partido homenaje; amistosos que consolidaron la rivalidad por excelencia (hasta los años 30) y el clásico rioplatense (inaugurado en 1902) como el más antiguo de selecciones no británicas. Hizo lugar, además, para Zenón Díaz (Rosario Central) como el primer jugador del interior en debutar en la selección argentina (1906), para Dickinson (Belgrano Athletic Club) como autor del primer gol oficial de la selección (6-0 a Uruguay) y para contar por qué los charrúas visten de celeste.
1910, 1º Copa Centenario, el Ríver uruguayo recibe en Montevideo al poderoso Alumni argentino de los hermanos Brown. Ambos equipos se encontraron con ropa rojiblanca y para evitar confusiones los locales cambiaron su camiseta por la celeste. Resulta que, para sorpresa de todos, Ríver logró un inesperado triunfo (2-1) y a partir de entonces, en honor a semejante victoria, a partir de la Copa Lipton de 1910 la selección uruguaya adoptó definitivamente el celeste en su camiseta.
Miguel Angel Giordano (escritor y ex jugador de Atlas) homenajeó a Ricardo Puga, hacedor del club, y contó que el color celeste que trajeron el sponsoreo y la televisión nada tiene que ver con la historia de Atlas que vistió toda su historia con el marrón de las camisetas que el mismo Puga fue a buscar a la repartición municipal de Parque Chacabuco en 1951.
Eduardo Cantaro hizo una recorrida absoluta desde los inicios mismos del fútbol hasta la actualidad del fútbol internacional, nos enteramos de que Macaya Márquez, después de 3 años de haber dejado el cigarrillo, lo retomó después de presenciar la fatídica media docena de goles que nos metieron los Checoslovacos en 1958 y… pasamos un grato momento.
En un encuentro de atmósfera revisionista y no menos correctora (y donde al café le faltaba algo de azúcar) pudimos charlar con algunos de los disertantes y escuchar interesantes ponencias en las 3º y 4º mesas “Fútbol argentino: del ascenso a la primera división” y “Competencias internacionales: el mundo en juego” a las que no le faltaron datos curiosos, anecdóticos y más o menos conocidos no faltos de purismo y exactitud según avalan los trabajos de respaldo.
Acercando un panorama historiográfico y mostrando el hilo conductor que llega a hoy, Oscar Barnade mostró por qué tenemos cinco categorías en nuestro fútbol argentino (donde existen 218 ligas de interior)… poniendo en claro que el primer ascenso profesional fue logrado por Almagro en 1937 y que desde 1979 (asunción de Grondona en AFA) no se aceptaron más afiliaciones salvo Deportivo Español (con otro nombre) y otras pequeñas ventanas de resolución compleja…
Allá lejos (1907), por ejemplo, de 35 postulantes de afiliación, la Liga Porteña acepta sólo a 11 (luego 12), rechazando a 24 equipos entre los cuales se encuentra Rácing. La cantidad de quejas sobre los incidentes y las agresiones recibidas por los equipos que llegaban de visita a Avellaneda fue una razón valedera que, no obstante, fue apelada por el club que invitó al Comisario de Avellaneda a escribir una carta a la Liga ofreciendo las garantías necesarias para el desarrollo ordenado de los espectáculos deportivos.
Tiempos en que el periodismo aparecía como “rector” indicando que “los partidos se ganan en la cancha” cuando Boca, que jugaba finales con Rácing (1910) tomó la costumbre de protestar los partidos que perdía o empataba (después de perder con Sarmiento de Junín se tomaron el trabajo de medir las dimensiones del campo de juego para elevar la protesta “reglamentaria” correspondiente).
Marcelo Baffa (radio La Red) recordó muchos extranjeros que pasaron por nuestro fútbol sin dejar de mencionar los uruguayos de Independiente, Antonio Alzamendi de cabo de policía a campeón intercontinental, Severino Varela (ídolo y goleador del Boca del 40) que dudaba de firmar contrato por no perder su empleo en la compañía estatal de energía de su Uruguay y Walter Gómez, ídolo riverplatense que terminó sus días cuidando coches en los alrededores del Monumental.
Ricardo Gorosito (CIHF) se remontó a los orígenes de la selección argentina citando el primer antecedente en 1889, cuando la Reina Victoria cumplía 70 años y el Montevideo Cricket Club invitaba a su par porteño a un partido homenaje; amistosos que consolidaron la rivalidad por excelencia (hasta los años 30) y el clásico rioplatense (inaugurado en 1902) como el más antiguo de selecciones no británicas. Hizo lugar, además, para Zenón Díaz (Rosario Central) como el primer jugador del interior en debutar en la selección argentina (1906), para Dickinson (Belgrano Athletic Club) como autor del primer gol oficial de la selección (6-0 a Uruguay) y para contar por qué los charrúas visten de celeste.
1910, 1º Copa Centenario, el Ríver uruguayo recibe en Montevideo al poderoso Alumni argentino de los hermanos Brown. Ambos equipos se encontraron con ropa rojiblanca y para evitar confusiones los locales cambiaron su camiseta por la celeste. Resulta que, para sorpresa de todos, Ríver logró un inesperado triunfo (2-1) y a partir de entonces, en honor a semejante victoria, a partir de la Copa Lipton de 1910 la selección uruguaya adoptó definitivamente el celeste en su camiseta.
Miguel Angel Giordano (escritor y ex jugador de Atlas) homenajeó a Ricardo Puga, hacedor del club, y contó que el color celeste que trajeron el sponsoreo y la televisión nada tiene que ver con la historia de Atlas que vistió toda su historia con el marrón de las camisetas que el mismo Puga fue a buscar a la repartición municipal de Parque Chacabuco en 1951.
Eduardo Cantaro hizo una recorrida absoluta desde los inicios mismos del fútbol hasta la actualidad del fútbol internacional, nos enteramos de que Macaya Márquez, después de 3 años de haber dejado el cigarrillo, lo retomó después de presenciar la fatídica media docena de goles que nos metieron los Checoslovacos en 1958 y… pasamos un grato momento.
No comments:
Post a Comment