Los Quilmes.

Más de 500 kilómetros de montañas extendidos por las provincias argentinas de Catamarca, Tucumán y Salta abren los asombrosos Valles Calchaquíes. Allí, sobre el oeste de la actual provincia tucumana, a fines del siglo XV, llegaron a establecerse los “quilmes”, célebre grupo de la independiente parcialidad diaguita unida por la lengua kakán en la que “kilme” significa entre cerros.

Veneradores del trueno y la tierra, agricultores, pastores y excelentes alfareros, los diaguitas – establecidos en la zona desde el 800 – fueron incorporados al imperio Inca y a su impronta cultural cuando los Quilmes llegaban del lado chileno para arraigarse entre las montañas.

Y en estos notables paisajes protagonizaron un siglo de guerra resistiendo con éxito y orgullo al invasor español que llegó en 1561 a usurpar el terruño. De allí “Calchaquí”, epónimo con el que los españoles bautizaron el lugar referido a Kalchakí, el jefe que nunca pudieron vencer.

Cien años después, cuando las ciudades fundadas por los invasores terminaron de cercarlos, fueron vencidos (1655). Para evitar rebeliones los españoles dividieron y desarraigaron a los temibles diaguitas. Las mujeres kilme prefirieron arrojarse al vacío con sus criaturas en brazos antes de entregarse y los sobrevivientes – unas 300 familias dadas a los españoles como parte de pago por los servicios prestados a la Corona - fueron obligados a caminar más de 1200 kilómetros desde Tucumán hasta casi orillas del Río de la Plata, cerca de Buenos Aires, para ser utilizados como esclavos en la construcción de las fortificaciones del puerto donde se creó la reducción de Santa Cruz de los Quilmes, origen de la actual localidad de Quilmes.

Allí mismo se fundó el Quilmes Atlético Club, el decano del fútbol argentino que participa de los campeonatos oficiales desde 1893.

(La lengua kakán se extinguió en manos de la represión jesuita. Los aproximadamente 200 quilmes sobrevivientes descienden directamente de aquellos hombres y mujeres y viven, mestizados con caucásicos, en el límite de la provincia de Tucumán con Catamarca, donde se sigue practicando la adoración a la Pacha Mama (Madre Tierra).