La eliminación de la Copa Sudamericana en solo 180 minutos de juego trajo olores y silencios a San Lorenzo. Y varias son las razones. Porque San Lorenzo, después de hacer cálculos entre burbujas de champagne cuenta una plantilla de 33 jugadores. Si Sabino quiere hacer una revolución en San Lorenzo y ponerlo bien arriba me tiene que hacer caso supo decir Ramón con sus palabras cuando recién se estrenaba la 4x4 regalada al plantel campeón del Clausura.
Y no es oportunismo. Nos costaba, ya entonces cuando San Lorenzo se cortaba hacia el título, encontrar características de equipo o identidad o directamente una respuesta a la pregunta ¿a qué juega San Lorenzo?
A partir del título obtenido, tan inesperado como festejado, San Lorenzo se vistió de frac, Ramón fue el rubio de ojos celestes que metió los hijos en la plantilla (Sabino le hizo caso) y se sentó a la mesa directiva a analizar las nuevas contrataciones para estos torneos. Así, en cálculos de “pizza con champagne”, San Lorenzo (no exento de vender) fue el único equipo que contrató nombres de nivel conocido (Romeo, Bilos, Torres) de manera de hacer frente a dos torneos que lo tendrían como protagonista. Hoy Ramón sale a explicar que "En todos los equipos importantes del mundo hay competencia dentro del plantel, y San Lorenzo es un grande y por eso también la va a tener. El que esté mejor va a jugar". Pero no es fácil mantener el ánimo de tantos jugadores suplentes, entonces "Tenemos un plantel bárbaro, todos están en un muy buen nivel y podemos hacer recambio".
Antes de recibir a Arsenal en el Nuevo Gasómetro, como indica el manual de prensa, Ramón salió a decir que saldrían a buscar el partido sin especular con el resultado obtenido de visitante. Acaso tratando de recordarles a sus rivales que el cero a cero le era favorable o minimizando que su equipo consiguió el empate en la última jugada de un partido que estaba bien perdido.
El mismo equipo que le remontó a Racing un 0-3, perdió con Vélez (Apertura) 0-2 y cayó con Arsenal (Copa Sudamericana) de local por 0-3. Ocho goles en tres partidos. Trece goles en ocho partidos.
“Que me conviertan tres goles puede pasar (¿?), ya pasó con Racing. Pero estamos en un momento en el que cualquier jugada que nos agarra desatentos nos convierten".
El fútbol tiene esas cosas insólitas o inesperadas que le dan emoción. Pero como todo ámbito humano termina, a la larga, sucumbiendo a la verdad. Desacoples defensivos, errores tácticos, desconcentraciones, falta de coordinación, carencia de gol y un pobre estado físico en una plantilla de 33 jugadores no son producto de una buena conducción.
La solución de Ramón, muy subjetiva por cierto, es hacer seis modificaciones en el próximo equipo: Gastón Aguirre por Jonathan Bottinelli; Germán Voboril por Aureliano Torres; Diego Rivero por Jorge Ortiz; Juan Manuel Torres por Pablo Alvarado; Juan Carlos Menseguez por Gastón Fernández, y Andrés Silvera por Bernardo Romeo. Quiere darle “una oportunidad a todos”, así como Pekerman puso a jugar a Scaloni en el Mundial 2006.
Ramón es así. Confía más en su capacidad de motivar, convencer y dar confianza, que en los ejercicios tácticos y repetición de movimientos. "Nos faltó la mística de otros partidos", dijo Ramón para explicar la eliminación 0-3 frente a Arsenal.
Místico: Del griego "mistikós". Se aplica a lo que envuelve misterio o una razón oculta. Se aplica a la persona que se dedica a la contemplación de Dios y las cosas divinas, particularmente a la que alcanza en esa contemplación el estado de éxtasis.
El único trabajo táctico visible es la improvisación de algún lateral, o adelantar a ese mismo lateral para reforzar la mitad de la cancha (Sorín como volante cuando jugaba de visitante con su River multicampeón o al "Malevo" Ferreryra en este San Lorenzo en idéntica posición).
Pero Ramón no lo dice, lo sabe íntimamente. Habla de mística, de lo grande que es San Lorenzo y de lo bárbaro que es el plantel.
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