Friday, September 7, 2007

Pavarotti: homenaje a un grande!


Hombre de talento y fama mundial como pocos. Una voz privilegiada que el hombre bajó del cristal de alcurnia al modelo de cantante mediático y absolutamente consustanciado con las reglas del espectáculo masivo. Y el escalón más imponente que bajó hacia el mass media, a través del que atrajo nuevas generaciones a la ópera como nadie, en la sombra de Fedor Chaliapin y Enrico Caruso, fue la inauguración del Mundial de Fútbol de Italia 90, cuando inscribió en el mercado la marca “Tres tenores”.
Murió a los 71 años muy deteriorado en su salud. En agosto de 2006 ya canceló la gira de despedida (Farewell Tour) que, después de dos años, iba a concluir el 26 de marzo de 2007 aquí en su querida Buenos Aires, de espaldas al Obelisco, con entrada libre.
Es que su relación con Buenos Aires estaba caracterizada por la sorpresa y su fascinación por la tradición operística porteña. En su primera visita se asombró de que la mesa en la que tomaba café, en su hotel, era la misma frente a la que se habían sentado María Callas y Toscanini. Pues la compró y se la llevó a Modena. Y siguió asombrándose con la cantidad de admiradores que lo recibieron con carteles de “bienvenido”.
Una de las veces, al llegar a la ciudad, se fue directamente del aeropuesrto de Ezeiza al Teatro Colón, sin pasar por el hotel. En el teatro se sentó en la platea, a oscuras, mientras la orquesta ensayaba. El sonido, la “acústica maravillosa”, la propia sala, que lo “subyugó” y la calidad de la interpretación hicieron que, casi sin darse cuenta, al llegar el momento de su aria, Pavarotti comenzara a cantar desde las sombras, para sorpresa de los operarios y de los músicos que, en un primer momento, no tenían la menor idea de quien cantaba.
Miren el semblante de Pavarotti en el final de su Nessum Dorma.
Un grande.


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